Reivindicación Nacional en Euskal Herria y Catalunya
La sentencia del TC niega a Catalunya su carácter de sujeto jurídico
El Tribunal Constitucional ha vuelto a reiterar, en su sentencia sobre el Estatut, que no hay otra nación «en sentido jurídico-constitucional» que la «Nación española», ni otro pueblo que el español, ni otra fuente de «autogobierno» que la Constitución. Y que decir que otra lengua distinta del castellano es «preferente» en su ámbito de utilización rompe «el equilibrio inexcusable» entre las dos, lo que no impide que sólo el castellano sea de conocimiento obligatorio.
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
Los 683 folios de sentencia del Tribunal Constitucional español sobre el Estatut de Catalunya (votos particulares al margen) vuelven a dejar muy claros los límites del Estado de las Autonomías, «cuyo fundamento es la Nación española, indivisible y única».
Si en la Biblia Dios es el creador de todo, en esta España todo nace de la Constitución de 1978. Por ejemplo, si el Estatut recoge «el derecho inalienable de Cataluña al autogobierno», según el TC «tal derecho no es sino el que el que la Constitución `reconoce y garantiza' a las `nacionalidades y regiones'». Y como cualquier estatuto proviene de la Constitución, si se habla de «pueblo de Cataluña» no se puede entender que sea un «sujeto jurídico» que «entre en competencia» con el pueblo español. Lo correcto es saber que «el pueblo de Cataluña comprende al conjunto de los ciudadanos españoles» destinatarios de las normas de la Generalitat. Es más, como si de un tratado de taxonomía biológica se tratara, se atreve a detallar que «la ciudadanía catalana no es sino una especie del género `ciudadanía española'».
El fallo judicial ha declarado inconstitucionales la totalidad o parte de 14 artículos del Estatut, pero su mayor labor podadora ha estado en la reinterpretación que hace de otros 25. Empezando por la consideración inicial del fallo de que «carecen de eficacia jurídica interpretativa las referencias del Preámbulo del Estatuto de Cataluña a `Cataluña como nación' y a `la realidad nacional de Cataluña'».
El Tribunal Constitucional admite que «de la nación puede hablarse como una realidad cultural, histórica, lingüística y hasta religiosa». Pero de inmediato aclara que «la nación que aquí importa es única y exclusivamente la nación en sentido jurídico-constitucional y -¡Ay amigo!- en ese específico sentido la Constitución no reconoce otra que la Nación española».
No es una cuestión meramente ortográfica que la sentencia recoja el término nación siempre en minúscula, pero que en cuanto trata de la «Nación española» le ponga esa significativa mayúscula.
En la sentencia, el TC da por válido que puede haber otras concepciones ideológicas sobre el tema, pero afirma que, mientras no se reforme la actual Constitución, ninguna norma puede «desconocer o inducir al equívoco» en relación a la «indisoluble unidad de la Nación española».
Ni admite tampoco que, «al amparo de una polisemia totalmente irrelevante en el contexto jurídico-constitucional», se pueda «referir al término `nación' a otro sujeto que no sea el pueblo titular de la soberanía», a saber, el pueblo español.
La doble vara lingüística
Muy llamativa resulta la doctrina discriminatoria que el Tribunal Constitucional impone en la cuestión de las lenguas con esta sentencia.
Admite que el catalán se declare como «la lengua de uso normal» en Catalunya, pero no que se le conceda carácter «preferente». Falla que hablar de preferencia «implica la primacía de una lengua sobre otra en el territorio de la comunidad autónoma, imponiendo, en definitiva, la prescripción de un uso prioritario de una de ellas, en este caso, del catalán sobre el castellano, en perjuicio del equilibrio inexcusable entre dos lenguas igualmente oficiales y que en ningún caso pueden tener un trato privilegiado».
Para no dar un trato privilegiado a ninguna de las lenguas cooficiales, decreta la inconstitucionalidad del uso «preferente» del catalán. Sin embargo, a renglón seguido recuerda que la cooficialidad no hace que la ciudadanía deba conocer las dos lenguas oficiales, pues «los ciudadanos residentes en las comunidades autónomas con lenguas cooficiales tienen derecho a utilizar ambas en sus relaciones con la autoridad y sólo obligación ¯constitucional¯ de conocer el castellano».
En su sentencia, el Tribunal Constitucional vuelve a reiterar que «el Estado siempre ostenta una posición de superioridad respecto de las comunidades autónomas». Al tiempo que recuerda que éstas pueden organizar «consultas populares» mientras sean «encuestas, audiencias públicas, foros de participación» o instrumentos similares, pero nunca referendos, que sólo puede autorizar y regular el Estado.
El conocimiento del conjunto de la sentencia del Tribunal Constitucional no hizo otra cosa que confirmar los presagios más restrictivos que se habían anticipado con la lectura del fallo emitido a principios de la semana pasada.
La ciudadanía vasca está invitada a participar hoy en la manifestación «Nazioa gara. Autodeterminazioa» que, convocada por la izquierda abertzale, EA y Alternatiba, saldrá a las 17.30 del túnel del Antiguo en Donostia. La marcha cuenta con el apoyo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y de la Plataforma pel Dret de Decidir, que está organizando las consultas independentistas.
La manifestación de Donostia fue convocada para reivindicar la autodeterminación de las naciones vasca y catalana tras conocerse el fallo del Tribunal Constitucional contra el Estatut de Catalunya.
Los organizadores de la misma dieron a conocer ayer que ERC les había transmitido su total apoyo. En una nota firmada por la secretaria de relaciones internacionales, Marta Rovira, se señala que «en estos momentos es imprescindible trabajar conjuntamente en defensa del derecho de autodeterminación de nuestras naciones». Al mismo tiempo, ERC se adhiere al manifiesto suscrito por la izquierda abertzale, EA y Alternatiba para explicar el contenido de la convocatoria.
Además, anunciaron también que la Plataforma pel Dret de Decidir enviará una representación a la manifestación y Elisenda Paluzie intervendrá en su nombre en el acto final.
A su vez, los convocantes de Donostia ya anunciaron que enviarían una delegación a la manifestación convocada en Barcelona con el lema «Som una nació. Nosaltres decidim». Ayer concretaron que estará compuesta por los representantes de la izquierda abertzale Tasio Erkizia y Miren Legorburu, el dirigentes de EA Rafa Larreina y el de Alternatiba Xabier Soto.
La manifestación de Donostia cuenta con el respaldo del sindicato LAB y de las organizaciones juveniles Ikasle Abertzaleak, Gazte Abertzaleak y las juventudes de Alternatiba. Además, sus convocantes hicieron un llamamiento a que las bases de otros partidos que quieran reivindicar que Euskal Herria y Catalunya son naciones con derecho a decidir libremente su futuro y dar una respuesta propia a la sentencia del Tribunal Constitucional a que se sumen a la manifestación. GARA
Algunos balcones de las calles cercanas al punto desde el que hoy partirá la manifestación de Barcelona se empezaron ya a llenar ayer de banderas. Darán la bienvenida a los cientos de miles de personas que se prevé asistirán a la convocatoria impulsada por Òmnium Cultural y que cuenta con el apoyo de la inmensa mayoría de partidos, sindicatos y entidades sociales y culturales catalanas.
En los balcones del barrio de Gràcia, muchas senyeras (la bandera catalana) y esteladas (independentista), pero también alguna rojigualda para apoyar a la selección española en el Mundial de Fútbol. Ignorarlas no es posible y a medida que se acerca la final su presencia ha aumentado. No hay que olvidar que PP y Ciudadanos tienen sus votantes y que el Mundial les ayuda a hacerse visibles.
Pero hoy el protagonismo será del catalanismo ya que, a pesar del enojo de muchos por la riña sobre la cabecera, todos los que están hartos del trato que el Estado español dispensa a la población catalana van a acudir a la cita. Y la mayoría de ellos está cada vez más convencida de que el proyecto federal ya ha perdido todo su sentido.
La izquierda independentista también va a estar presente, aunque con un lema propio, pues espera que la movilización sirva para «romper con el autonomismo y avanzar hacia la liberación de los Països Catalans». Lo decía esta semana Joan Sebastià Colomer en nombre de todas las organizaciones de este movimiento. Y añadía que la idea de unidad de la que tanto han hablado la mayoría de fuerzas políticas y medios de comunicación durante estos días es falsa, porque apelar a ella «no es otra cosa que rebajar el verdadero motivo de esta movilización».
¿Y cuál es el verdadero motivo? Lo expuso la portavoz nacional de la CUP, Aina Barahona, en la misma comparecencia: «El día 10 viviremos una manifestación claramente independentista, histórica, que pondrá fin a una etapa que empezó en Arenys de Munt y que continuará imparable con la revuelta municipalista que quiere dejar de ser leal a la Corona y a la Constitución españolas».
Cuando la portavoz de la CUP hablaba de revuelta municipalista se refería a las localidades catalanas que esta semana, en votaciones en los plenos, se han declarado «moralmente excluidos de la Constitución española». Consideran que la sentencia del Tribunal Constitucional ha demostrado que en la Carta Magna no tienen cabida las aspiraciones del pueblo catalán. El primer ayuntamiento en hacer este gesto fue el pequeño pueblo costero de Port de la Selva y su alcalde ha mandado ya una carta al delegado del Gobierno español en Catalunya en la que afirma que la sentencia le libera de la «promesa de fidelidad al Estatuto, a la Constitución española y al rey de España que hizo al asumir el cargo». Al municipio impulsor de la iniciativa ya se le han añadido otros; los más grandes, Vilafranca del Penedès y Vic.
Sus alcaldes y muchos de sus habitantes estarán hoy en Barcelona junto a otras decenas de miles de personas que se espera lleguen en los autobuses que se han organizado desde todos los Països Catalans para demostrar que el lema «Som una nació» no es baldío y que no van a dejar que nadie decida por ellos. Hoy será un día de celebración y de mucha emoción. Cómo ejercer el derecho a decidir va a ser la reflexión a hacer desde mañana. Laia ALTARRIBA i PIGUILLEM