El Tour afronta hoy unos Alpes que no presentan una gran dureza porque los organizadores han querido concentrar las etapas decisivas en la última semana, con la doble ración de Tourmalet en los Pirineos, para que la emoción se mantenga hasta entonces. Las cuatro etapas alpinas, aunque la primera y la últimas casi no merecen esa consideración, sí pueden marcar la carrera en función de la actitud de los directores, que dependerá de los corredores que cada equipo meta en las fugas.

Porque las cuatro etapas alpinas son más propicias para lanzar escapadas lejanas en las que pueden entrar corredores de segunda fila que para marcar diferencias entre los principales favoritos. La carrera llega a los Alpes con 75 corredores situados a menos de cuatro minutos del líder Fabian Cancellara y a 2,20 de Alberto Contador, que es la referencia más válida. Lo normal es que algunos de ellos se metan en la fuga hoy y el interés de las etapas va a depender del nivel de los ciclistas que entren en las escapadas y de la actitud que adopten los diferentes equipos en cabeza del pelotón.

Fabian Cancellara llega vestido de amarillo a Les Rousses, que está muy cerca de la frontera con Suiza, y habrá que ver si el equipo de Riis se desgasta en la defensa del maillot del suizo y de la posición de privilegio de Andy Schleck o prefiere dejar el trabajo a otros y meter en la fuga a un buen corredor como Jakob Fulgsang para no tirar atrás.

Hoy se sabrá quién asume la responsabilidad de controlar la carrera, si empieza el examen al Astana, o si se permite que la escapada pueda llegar con muchos minutos de diferencia y meter en la lucha por la general a corredores inesperados.

Continuo sube y baja

Por eso el interés de la etapa de Les Rousses estará más al inicio en la formación de la fuga que al final. La última subida no presenta dureza, pero la etapa es un continuo sube y baja en el que será difícil controlar la carrera y el calor estos días es exagerado. Se suben seis puertos: Auphegin (3ª, km, 51, 4,9 al 5%), Granges (4ª, km. 69, 5,9 al 3,5%), Arinthod (3ª, km. 84, 8,4 al 4,7%), Vouglans (2ª, km. 104, 6,5 al 5,6%), Croix de la Serra (2ª, km. 134, 15,7 al 4,3) y la ascensión final a Lamoura (2ª, km. 161, 14 al 5%). La carretera es ancha y buena, ideal para ir a rueda, y además desde la pancarta de la montaña a meta hay cuatro kilómetros llanos.

Más propicia para ver movimientos de favoritos es el final de mañana en Morzine Avoriaz, un puerto de Primera de 13,6 kilómetros al 6,1%. Además poco antes hay que superar otra subida de Primera más dura, la de La Ramaz, de 14,3 kilómetros al 6,8%. Desde su cima quedan a la meta 34 y entre los dos Primeras hay un Tercera, con lo que no habrá un tramo de llano al final.

La mayor dureza la presenta la etapa del martes tras la jornada de descanso. Se suben dos Primeras (Colombiere y Saisies) y un Segunda en los primeros 97 kilómetros de etapa y en la segunda mitad destaca La Madelaine, el único puerto de categoría especial de las etapas alpinas con 25,5 kilómetros al 6,2%. Pero de la cumbre hasta la meta hay 32 kilómetros que pueden desanimar a los favoritos a atacar.

La última etapa alpina es la más suave y también será propicia para fugas. En la parte inicial presenta un puerto corto y duro (Laffrey, 7 kilómetros al 9%) y luego sólo esperan una subida de Tercera y otra de Segunda.

Armstrong apunta a Morzine

Sobre la llegada de los Alpes, Lance Armstrong manifestó ayer al término de la etapa que «para nosotros el Tour comienza ahora. Si esperamos estar adelante en la general hay que estar desde este momento en cabeza. No son etapas para ganar, pero en el pavés no hemos tenido suerte y la carrera comienza mañana -por hoy- o el domingo, que creo que es donde habrá más interés que en Les Rousses».

En la misma línea, Alberto Contador trasmitió que se siente recuperado de la caída del lunes y con ganas ante la llegada a Morzine: «He mejorado mucho y estoy muy contento. Me he levantado mucho mejor de piernas y eso es importante porque ahora empieza la dureza y necesito estar al cien por cien. No sé cómo estoy. En Les Rousses podemos sacar algunas conclusiones, pero más el día de Morzine, con el puerto de La Ramaz antes, que es duro. Espero que me respondan las fuerzas».

Contador también explicó la táctica de estos últimos días. Los escaladores de Astana se han dejado ir en los últimos kilómetros de cada etapa «porque saben que su trabajo llegará a partir de ahora y, sobre todo, en la última semana. Cuanto más descansados estén, mejor».

El ganador del 2008, Carlos Sastre, trasmitía que «tras una semana dura, estresante y de mucho desgaste vamos a tocar la montaña por primera vez y a ver qué sensaciones tenemos. Hasta ahora han sido etapas de desgaste antes de estas jornadas de montaña que serán duras y empezarán a marcar el Tour».