Varias decenas de personas arroparon ayer en Gasteiz a las plantillas de Saunier Duval y Kemen, cuyas direcciones quieren despedir a buena parte de sus plantillas y trasladar la producción a otros países, y llevaron a cabo una manifestación para defender sus puestos de trabajo. Tras una pancarta con el lema «No a la deslocalización. Despidoriz ez», algunos trabajadores portaron sendos ataudes para simbolizar el final que ambas empresas quieren dar a su actividad en la capital alavesa.

«Ez, ez ez, despidorik ez», «Obrero despedido, patrón colgado», o «Contra el paro lucha obrera» fueron algunos de los lemas coreados en la marcha, acompañada de ruidos de bocinas y silbatos. Los trabajadores portaban camisetas con lemas contra el cierre, negras los de Kemen, verdes y naranjas los de Saunier-Duval.

La manifestación concluyó en la plaza de la Virgen Blanca, donde uno de los miembros del comité de Saunier animó a continuar luchando «en defensa de nuestros empleos y contra la reforma laboral que nos quieren aplicar».

Calendario de reuniones

De hecho, en el caso de Saunier, perteneciente a la multinacional Vaillant, la dirección llegó a retirar el primer ERE de extinción de 80 contratos para sustituirlo por otro idéntico pero con el que se beneficia de las medidas aprobadas en la última reforma laboral para abaratar el despido. Según explicaron ayer los miembros del comité, en la última reunión con la dirección, el pasado lunes, se fijó un calendario de reuniones que retrasaba hasta después de vacaciones el periodo de consultas. Añadieron que la empresa ha «amenazado a la plantilla para que firme y lo único que ha conseguido es que estemos más unidos que nunca».

Además, insistieron en que se trata de una «decisión injusta y que el comité europeo se ha posicionado contra las deslocalizaciones que quiere hacer la dirección». Para hoy han convocado una marcha de bicicletas que partirá de la calle Portal de Foronda.

En el caso de Kemen, la multinacional ha presentado un concurso de acreedores a la vez que quiere despedir a sus 128 trabajadores. Su plantilla también denuncia que se trata de un proceso de deslocalización para llevarse la producción -mobiliario de oficina- a otros países.