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Análisis | Informe Gaindegia 2009

Una radiografía de la situación económica de Euskal Herria

Un informe, elaborado por el observatorio en su quinto aniversario, que se ha hecho público hace apenas unos días. Una de las características del tejido industrial vasco es su vulnerabilidad energética: más del 50% de la riqueza industrial vasca depende de consumos intensivos de energía. Según expertos europeos, una vez alcanzado un nivel de infraestructuras normal en los países industrializados, la proliferación puede tener efectos negativos en la economía.

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Anton BORJA Profesor de EHU-UPV

El autor se hace eco del informe 2009 elaborado por Gaindegia, que presenta una radiografía muy detallada de la realidad económica de este país.

El aumento de la riqueza (PIB) de Euskal Herria a lo largo de la década de los 90 ha situado a este país en 33.014 euros de renta anual por habitante, un 33% superior a la de la Unión Europea, tal como nos explica Nekane Jurado. En cambio, el salario mínimo (SMI) de 8.736 euros, las pensiones medias de 12.180 euros, y los sueldos de la mayoría mileurista (jóvenes, mujeres, inmigrantes) están muy lejos de esta cifra. Vemos por tanto que los valores medios ocultan la gran concentración de riqueza en Euskal Herria, muy superior a cualquier país de la Unión Europea. La población vasca alcanza, por otra parte, la cifra de 3.089.600 habitantes, con una densidad superior a la media europea, pero el 70% del total se agrupa en las comarcas de las capitales vascas. Todos estos datos aparecen en el informe 2009 de Gaindegia. A mi juicio, los informes que publica este organismo son los únicos en los que se abordan aspectos socioeconómicos de una forma global y actual. Veamos algunos de los apartados de mayor relieve.

En la esfera del empleo, Mertxe Larrañaga señala que si la tasa de desempleo era entre los jóvenes del 10% en 2007, alcanza la cifra del 25% en 2009. Por otra parte, un alto porcentaje de parados lleva más de un año en dicha situación, al menos en el sur de Euskal Herria: 20% en Nafarroa y 30 % en la CAV.

Como muchos desempleados actuales tenían cuando trabajaban contratos eventuales, ha descendido el peso de la eventualidad en el empleo. Si antes de la crisis más del 35% de los trabajadores eran eventuales, actualmente son un 20% en la CAV y un 24% en Nafarroa, que contrastan con la media europea del 12,7%. Respecto a la tasa de paro global, ésta ha evolucionado del 4% en 2007 al 8,7% en 2009. A considerar que se considera una persona «ocupada» aquella que trabaja una hora/semana en el momento de realizarse la Encuesta de Población Activa (EPA). Es evidente que en 2010 no han mejorado los datos y las perspectivas siguen siendo muy preocupantes.

En la esfera financiera, tal como señala Ana Beraza, la crisis ha repercutido en el aumento del índice de morosidad de las entidades financieras vascas. De cualquier modo, estas entidades se encuentran en una buena situación de liquidez para poder continuar concediendo créditos, pero en 2009 el 38% de las empresas guipuzcoanas de más de diez empleados tuvieron problemas tanto a la hora de obtener financiación como para la refinanciación de la deuda.

En lo que respecta a la solvencia, las cajas vascas se encuentran entre las diez mejores del Estado español, siendo la BBK la entidad con mayor solvencia de todas las empresas financieras del Estado. A señalar que las cajas de ahorros de la CAV acumularon en 2008 cerca de 37.000 millones de euros en forma de depósitos (y los bancos, 22.000 millones de euros), y si a estas cifras añadimos el valor de los depósitos del sistema financiero navarro (16.000 millones de euros), se alcanza un monto total cercano a los 76.000 millones de euros, que no está muy lejos de la riqueza global (PIB) originada en el sur de Euskal Herria en 2008, que es de 78.000 millones de euros.

Mikel Gómez Uranga y otros dos colaboradores abordan aspectos relativos a la dinámica del tejido productivo vasco. Señalan cómo a partir del año 2000 empiezan a desarrollarse sectores ligados a biotecnologías, nanociencias, etc., aunque siguen teniendo un peso pequeño en la estructura industrial vasca. Hay que tener en cuenta que solamente el 4% del valor industrial producido corresponde a sectores de alto valor tecnológico (equipo informático, material electrónico y equipamiento médico...); el nivel medio alto (maquinaria y equipo electrico y mecánico, productos químicos...) absorbe el 23 % del valor industrial; el nivel medio bajo (embarcaciones, materias plásticas, metales ferreos y no ferreos...) absorbe el 46% del valor; y el nivel bajo (madera, papel, productos textiles...) el 15 %, quedando en el apartado «sin clasificar» el 10% del valor añadido industrial.

Consideramos, asimismo, que los recursos dedicados a la I+D+i siguen teniendo valores cercanos a la media europea, pero bastante distanciados de los valores de otras regiones homólogas industriales. Y algo parecido sucede con el volumen de patentes por 10.000 habitantes donde, los valores están bastante alejados respecto a otros países y regiones europeas. Los autores señalan la importancia creciente de la ciencia en la producción, y ponen como ejemplo el caso de las 10 empresas más importantes de la maquinaria eléctrica japonesa, que se sitúan entre las más patentadoras del mundo. Vemos, por tanto, la distancia que nos separa de otras regiones industriales.

Por una parte, vemos que sectores «tradicionales» como la metalurgia y artículos metálicos (siderurgia, metalurgia no férrea, fundiciones...) absorben el 32,8% de la riqueza industrial de la CAV y el 35% del empleo; en cambio, el sector de maquinaria (máquina herramienta...) absorbe el 11% de la riqueza y el 13% del empleo. Por otra parte, siguen teniendo poco peso los sectores de alto contenido tecnológico. Y si a ello añadimos que la dinámica inversora no dinamiza la renovación del tejido empresarial, las perspectivas son preocupantes.

Entre 1993 y 2008, en plena bonanza económica, el capital vasco invirtió 51.000 millones de euros en el exterior, mientras que las inversiones que llegaron a tierras vascas fueron de 12.000 millones. Además del proceso de la internacionalización de las empresas vascas, estos datos muestran claramente que el capital vasco busca instalarse en el exterior, dada la rentabilidad que obtiene, en vez de invertir en este país.

Otra de las características del tejido industrial vasco es su vulnerabilidad energética, dado el consumo intensivo de energía en subsectores como metalurgia y artículos metálicos, maquinaria y material de transporte. Más del 50% de la riqueza industrial vasca depende de consumos intensivos de energia.

Además de estos datos estructurales la crisis económica debilita nuestra producción industrial. En 2009 el PIB industrial descendió el 9,5 %, y cuando analizamos la evolución del índice de producción industrial, tanto para el sector de bienes intermedios (acero, cemento...), como para el sector de bienes de equipo (maquinaria...) su disminución, en un año, ha sido del 25%.

Desde fuentes oficiales se señala que en 2010 el crecimiento económico para el sector industrial será del 0,9% y se estima que en el periodo 2011-2013, el crecimiento será del 2-2,4%. Dichas previsiones contrastan con las tendencias existentes, como son la atonía en el sector de componentes de automoción y las previsiones de la patronal del sector del Metal en cuanto a la disminución de empleos, que puede alcanzar el 25% del empleo sectorial.

En cuanto a la politica de transporte, Roberto Bermejo afirma que el ferrocarril es un modo residual en el transporte de mercancías, dado que su cuota de mercado es inferior al 2%. No existe un tren que articule los territorios vascos.

Asimismo, señala que carece de base la defensa de que la proliferación de infraestructuras, que defienden los responsables vascos, sirva para reforzar el crecimiento económico. Según expertos europeos, una vez alcanzado un nivel de infraestructuras normal en los países industrializados, dicha proliferación puede tener efectos negativos sobre la economía.

Además de señalar los efectos negativos de la «Y vasca» (Tren de Alta Velocidad) afirma que «es absurdo pretender eliminar la congestión viaria con la construcción de mas carreteras. Nadie lo ha conseguido», dado que cuando se crea una nueva infraestructura viaria se activa una demanda latente que termina saturándola.

Asimismo, las subidas de precio del petroleo, previsibles dada la escasez, deben producir múltiples cambios en el sistema de transporte, aumentando crecientemente la demanda de transporte colectivo. En el transporte de mercancías se intensificarán los procesos de trasvase de la carretera al ferrocarril y al barco en recorridos largos. Y la «Y vasca», según el autor, debería ser reconvertida para dar prioridad a las mercancías.

En cuanto al tráfico marítimo de mercancías, carece de sentido la construcción del puerto exterior de Pasaia, ya que el puerto de Bilbao está ampliamente sobredimensionado para su carga actual. Además, la propia Comisión Europea plantea el fracaso de su política anterior de promocionar trenes de alta velocidad y declara la necesidad de revisar ese tipo de enfoques ante los cambios señalados.

Eguzki Urteaga nos muestra una panorámica de ciertos aspectos de Iparralde. Comienza recordando que en el Estado francés, al ser un estado centralizado, las leyes, las políticas y las estructuras se deciden en París. Ipar Euskal Herria carece de una universidad propia y depende Pau, aunque tiene un anexo en el campus de Angelu y, sobre, todo en Baiona.

A la universidad se le unen la escuelas de ingeniería, como ESTIA e ISA BTP. Pero al no haber tercer ciclo universitario, 8.000 alumnos deben salir de Iparralde para realizar estudios superiores. De los 500 investigadores adscritos a la universidad de Pau, sólo una pequeña parte corresponde a Ipar Euskal Herria.

Y la debilidad en la dedicación de recursos en I+D+i se aprecia en que el tejido industrial de Ipar Euskal Herria, débil y de bajo-medio nivel tecnológico, no demanda mayor volumen en investigación. No es extraño que el gasto dedicado a I+D+i sólo alcance el 1,2% del PIB de estos tres herrialdes, bastante menor que el de otras regiones vascas.

Podemos decir, a modo de conclusión, que estamos ante un buen «Informe 2009 Gaindegia» y felicitamos, de veras, a los que han hecho posible su elaboración. Instrumentos como éste son necesarios para conocer la realidad socioeconómica de Euskal Herria.

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