«Las aves como el buitre, hoy dependen casi en exclusiva de la protección que les demos»
Miembro del CSIC y biólogo del parque de Doñana, este navarro ha coordinado, junto a Antoni Margalida, el suplemento monográfico Munibe titulado «Buitres, muladares y legislación sanitaria», de la Sociedad de Ciencias Aranzandi, presentado en fechas recientes en algunas localidades vascas.
Joseba VIVANCO
Más del 90% de las parejas reproductoras de buitres, alimoche y quebrantahuesos en el espacio de la Unión Europea se localiza en los cielos de la Península ibérica. De ellos, sobre la geografía vasca al sur de los Pirineos anidan unas 3.500 parejas de buitres leonados, unas 190 de alimoches y ocho de quebrantahuesos, la gran mayoría de ellas en Nafarroa.
«Los buitres europeos en el filo de la navaja» es el título de uno de los artículos que usted firma en este monográfico. ¿Qué quiere decir?
En realidad, lo que queremos decir es que el futuro de estas especies puede ser tanto bueno como malo en función de qué disposiciones se tomen en los próximos años, en particular aquellas relativas a la gestión de los cadáveres de ganado en el marco de las reglamentaciones europeas. Si éstas contemplan la posibilidad de que los ganaderos puedan dejar los restos de sus explotaciones en el campo, es más probable que las poblaciones de aves carroñeras puedan persistir. En realidad, hay que ser conscientes de que en el mundo moderno los buitres dependen absolutamente de las economías humanas, por eso lo que nosotros hagamos determinará su futuro.
¿Al buitre le persigue alguna leyenda negra como al lobo?
No, no es así, casi podría decirse que, tradicionalmente, ha sido lo contrario. Los buitres y los ganaderos han vivido durante siglos en una especie de ``simbiosis'' que les reportaba beneficios a ambos. Sólo ha sido en los últimos años cuando se ha extendido una suerte de animadversión motivada por la existencia de ``ataques'' presuntos o reales a algunas reses por parte de buitres leonados. Los hechos son muy puntuales y no suponen nada económicamente, pero han suscitado mucha atención pública, en buena parte inflada por intereses ajenos a la ecología y a la conservación.
Porque es una ave que no rehuye ni mucho menos el contacto con los humanos...
Para nada, por lo mismo que le decía, buitres y humanos han estado muy cerca. Además, el respeto que se les tiene a las especies protegidas ha propiciado que en las últimas décadas los buitres hayan perdido el escaso miedo que tenían y hoy sea posible verlos en cualquier lugar, incluso muy cerca de núcleos urbanos.
Y, sin embargo, esa cohabitación, a veces, se hace cada vez más complicada...
Como ya comentaba antes, es un enemigo que tiene mucho de ficticio. Está claro que el problema de la ganadería no son los buitres. Pero el hecho de que una res sea muerta por los buitres o, simplemente, alguien lo crea así, llama muchísimo la atención y el problema pasa a tener dimensiones irreales.
¿Los muladares son una alternativa a la falta de alimento de estas carroñeras?
Sólo son una solución parcial. Los muladares pueden ser adecuados para gestionar determinadas especies y poblaciones, para aspectos muy concretos. Por ejemplo, para reducir la mortalidad juvenil, pero no son una panacea, ya que tienen muchos aspectos negativos como son la transmisión de enfermedades entre las aves, la acaparación de los recursos por la especie dominante, en este caso el buitre leonado, y también la bajada de la productividad de parejas que crían en el entorno de ellos y que se ven sujetas a continuas interferencias, como pasa con los quebrantahuesos en el Pirineo central.
Con todo, ¿qué futuro le aguarda a esta ave?
Volviendo al principio: las aves carroñeras dependen hoy en día, casi exclusivamente, de los recursos y la protección que los humanos les brindamos. Así que su futuro está en nuestras manos. Estas especies deben ser gestionadas adecuadamente, sobre la base de información de calidad. Nuestra idea con esta monografía de Munibe es hacer una aportación en este mismo sentido, es decir, ofrecer una base científica que permita a los gestores tomar las decisiones adecuadas.
«Si se permite a los ganaderos dejar los restos del ganado en el campo es más probable que las carroñeras puedan persistir. Los muladares son una solución parcial»