El caos que habitualmente envuelve a los Sanfermines hace que sigan apareciendo testimonios de agresiones policiales que en su día no trascendieron a la opinión pública. Las más conocidas, por haberse realizado ante las cámaras, fueron las cargas realizadas en la Plaza del Ayuntamiento al mediodía del día 6 y en la calle Cortes de Navarra en la mañana del día 15, tras el llamado «encierro de la villavesa». Sin embargo, el movimiento pro-amnistía ha dado a conocer más casos.

Revela, por ejemplo, que el día 7 la Policía Municipal detuvo a un músico de un grupo que estaba realizando un concierto en la calle Descalzos, y se llevó también arrestado a un joven al que acusaba de participar en incidentes posteriores.

Un día después, dos chicas que llevaban pegatinas del movimiento popular denunciaron malos tratos de la Policía Municipal producidos antes del encierro, cuando intentaban llegar a una vivienda para ver la carrera y se les impidió el paso. Una de ellas terminó sangrando.

El movimiento pro-amnistía añade que el día 9 una persona de nacionalidad francesa que llevaba una bandera española se enfrentó a unos jóvenes en la calle del Carmen, a los que golpeó inicialmente para ser agredido por ellos después.

Junto a la Comandancia

En la noche del día 11, tras el partido España-Holanda, un joven que llevaba una camiseta de «Independentzia» fue golpeado al entrar en los baños del bar Sol, anexo a la comandancia de la Guardia Civil de Iruñea. Por cierto, la víctima fue retenida posteriormente por agentes que conversaron con los agresores. Tras constatar que era menor de edad, quedó libre, pero debió acudir al hospital para ser atendido. Esa noche se multiplicaron los incidentes relacionados con el partido de fútbol en diferentes puntos de la ciudad.

A todo esto hay que añadir los heridos por la Policía Municipal durante el chupinazo -dos de ellos fueron detenidos además, uno acusado de agredir a un joven de Madrid que sigue en el hospital-. Y sin olvidar las provocaciones de ultras que mostraron al menos un cuchillo, una pistola y un spray de gas pimienta al pasar por la merienda de las peñas del día 11.

El movimiento pro-amnistía concluye de todo ello que «de nuevo tenemos que hablar de unos Sanfermines violentos, militarizados». Hace un paralelismo entre la carga de la Plaza del Ayuntamiento por la ikurriña y la de la Plaza de Toros en 1978 por una pancarta pro-amnistía, y también entre los incontrolados del día 11 y los que asaltaron las fiestas entonces. «Poco hemos avanzado», incide, por lo que anima a dotarse de mecanismos de respuesta y a crear un muro de contención.