Cargados de ánimo tras la manifestación multitudinaria de Bilbo, los 20 procesados en la causa abierta contra Udalbiltza descansan entre los suyos antes de volver a la capital española el jueves. Y es que aunque la mayoría de ellos ya hayan declarado ante el tribunal especial presidido por el juez Javier Gómez Bermúdez, ahora toca escuchar las declaraciones de los testigos de la acusación. Por cierto, todos son policías.

En las dos primeras jornadas del juicio contra Udalbiltza, que finalizará en setiembre, tanto la Fiscalía como la abogada de Dignidad y Justicia formularon sus preguntas, que quedaron sin respuesta por parte de los encausados. Cuestiones que recurrían constantemente a iniciativas, proyectos o planteamientos políticos de Udalbiltza, formuladas solamente para comprobar si los objetivos de la institución nacional pueden coincidir con los objetivos de ETA, más que para tratar de demostrar el supuesto delito de «integración» o malversación de caudales públicos del que les acusan.

En la ronda de preguntas a los encausados, ambas partes de la acusación únicamente mencionaban iniciativas impulsadas y financiadas tanto por ayuntamientos como por otras instituciones durante los años de funcionamiento de Udalbiltza. Por lo tanto, en referencia al desfalco fiscal, mencionaron una revista infantil, una ikastola, un servicio metereológico, un proyecto estadístico o iniciativas de ayudas a Zuberoa.

Si hasta aquí se roza la irracionalidad, la tesis principal construida para demostrar que Udalbiltza trabajaba bajo mandatos de ETA se acerca a una película de ciencia ficción. En primer lugar, se remontan al año 1978 para señalar el proyecto popular «Euskal Herriko Biltzarre Nazionala» y, posteriormente, atribuir su autoría a ETA. Después mencionan «similitudes» entre ambos proyectos, por lo que la conclusión, bajo su lógica, es clara: «Udalbiltza es ETA».

A pesar de que lo expongan como algo sencillo, se necesita bastante imaginación para visualizarlo. Plantean conclusiones como éste sin antes demostrar con pruebas cada uno de los pasos que dan para explicar su teoría. Los encausados han manifestado en varias ocasiones la «irracionalidad» de estas acusaciones, incluso Maribi Ugarteburu relató ante el tribunal que ella tenía unos 10 años cuando tuvo lugar la iniciativa EHBN.

Preguntas o acusaciones de este tipo se escucharon una y otra vez durante las dos primeras sesiones del juicio, ya hasta produciendo la risa entre los acusados y sus familiares, que ocupaban el lugar del público. Risa que se convertiría en carcajada si lo que se esconde detrás de este juicio no fuera tan grave. Han pasado siete años desde la operación contra Udalbiltza, siete años de espera para todos los procesados.

Pero ahora, además de las preguntas, lo que tendrán que escuchar, sin opción de intervenir, son las respuestas de los testigos de la acusación. Todos ellos son policías, así que ejercen de testigos siendo parte implicada en la operación, lo cual pone en duda aún más su imparcialidad.