Habían sido convocadosa primera hora de ayer en el Ayuntamiento urruñarra por la Cámara agraria de Pau, junto con RFF (empresa pública encargada de la construcción de la nueva línea del TAV en Lapurdi) y la SAFER (ente que gestiona el suelo rural), como primer contacto para realizar un diagnóstico de las cerca de 30 explotaciones que pueden verse afectadas por el macroproyecto ferroviario.

Su presencia en dicha reunión fue, sin embargo, muy breve. Una delegación de la cincuentena de caseríos (48 de Urruña y 5 de Biriatu) acudió a la misma para decirles, cara a cara, que «como el 90% de los habitantes de Ipar Euskal Herria, no desean el proyecto y que no aceptan que se destruya el territorio».

Como con la A-63

Una vez aclarada su posición, volvieron a unirse a la concentración que, con tractores y pancartas, tenía lugar ante el Ayuntamiento.

Marie-Christine Elizondo, una de las agricultoras, recordó la similitud del procedimiento que se siguió con el desdoblamiento de la autopista A-63: «Primero realizan el diagnóstico y, luego, vienen las expropiaciones. Les hemos dicho claramente que no cejaremos y que no permitiremos que nuestros caseríos desaparezcan».

El presidente de la cámara de los Pirineos Atlánticos, Jean-Michel Anxolabehere, consideró que es el procedimiento habitual y que, una vez que dispongan de todos los datos, les será «más fácil» fijar su posición respecto al proyecto.

Al ver que los agricultores no iban a participar en la elaboración del diagnóstico agrícola, Anxolabehere les propuso que suscriban un documento para consignar oficialmente su oposición a la nueva línea del TAV, a lo que accedieron.

ELB se solidarizó con los agricultores labortanos y recalcó que Ipar Euskal Herria «necesita a todos sus baserritarras, en particular en las zonas periurbanas». Subrayó, asimismo, que el proyecto del TAV «no es ni sostenible ni ecológico» y que «destruirá los últimos espacios verdes agrícolas de la costa».

El sindicato apeló a los agricultores, que en los próximos dias y semanas serán convocados a reuniones similares, a no acudir y criticó el proceder de la Cámara de Pau, que «en lugar de defender a los agricultores de la costa, está jugando el papel de apagafuegos».