La noticia de que delegaciones de EA, la izquierda abertzale y Aralar se reunieron ayer en Iruñea para analizar el acuerdo estratégico independentista suscrito por las dos primeras en el palacio Euskalduna el pasado mes de junio y la posición de la tercera fuerza política al respecto supone un nuevo paso de cara a abrir definitivamente un nuevo escenario político. No es fácil determinar cuándo se abre concretamente ese escenario, si ya está aquí, si es irreversible o si aún queda mucho por hacer para que se abra. Tampoco ese debate tiene, por el momento, demasiado sentido. Lo realmente importante es que los pasos sean coherentes con el mismo.

En un momento de cambio como éste existe cierta tendencia por parte de la clase política a intentar mantener los discursos y procederes dentro de los parámetros ya conocidos, dentro de lo habitual. Así lo están demostrando en estas últimas jornadas los representantes de PSOE y PNV, que evidencian en cada una de sus intervenciones que no se sienten cómodos ante la perspectiva de tener que variar unas tácticas políticas que dominan. La propuesta del Euskalduna rompe esas inercias y altera la agenda política. Es positivo que los partidos abertzales den nuevos pasos en ese sentido y anuncien, entre otras cosas, que van a mantener «cauces abiertos de diálogo permanente».