Rivera avisa, a quienes «tengan la tentación», de que no se buscarán soluciones «prosaicas» a Tabakalera
El viceconsejero de Cultura, Antonio Rivera, realizó ayer lo que se podría interpretar como un «aviso a navegantes» dirigido al alcalde de Donostia, Odón Elorza. El motivo de fricción, el futuro de Tabakalera.GARA | DONOSTIA
El viceconsejero de Cultura, Antonio Rivera, advirtió ayer de que el proyecto de Tabakalera debe ser «ambicioso» y sustentarse sobre el «distintivo» de lo audiovisual con proyección internacional, en vez de optar por una solución «más prosaica» para convertir el edificio en un «contenido de iniciativas», según recogía la agencia Efe. Estas curiosas declaraciones estarían dirigidas al alcalde de Donostia, toda vez que Odón Elorza, tras plantarse y pedir de forma sorpresiva el «redimensionamiento» del proyecto de Tabakalera, planteó que el edificio acogiese al centro estudios superiores de música Musikene. Lakua, por cierto, rechazó esa posibilidad.
Rivera puntualizó que hacía estas declaraciones «por si existe la tentación» de replantear la idea inicial de hacer de Tabakalera un centro donde el «lenguaje audiovisual» tuviera una calidad y una influencia que trascendiera a Euskal Herria. «Me he puesto la venda antes que la herida», aseguró el viceconsejero, quien, no obstante, reconoció que «circula por la atmósfera» la posibilidad de hacer rectificaciones, aunque «nadie lo haya planteado explícitamente».
El proyecto de Tabakalera se encuentra en estos momentos en un momento de parón y de indefinición absoluta: sin dirección, tras la dimisión de Joxean Muñoz -la gerente se ocupa de esas labores- y a la espera de que las tres instituciones -Lakua, Diputación de Gipuzkoa y ayuntamiento de Donostia- decidan cuál va a ser la dirección hacia la que se encamine. El arranque del Centro Internacional de Cultura Contemporánea de San Sebastián, cuyas obras estaba previsto que comenzasen en mayo, se pospuso pocos días antes del inicio de las obras cuando, de forma sorpresiva y a través de un medio de comunicación, el alcalde de Donostia pidió que se realizase un «redimensionamiento» del proyecto. Lakua y la Diputación de Gipuzkoa aceptaron la «moratoria» pedida por Elorza, ante la imposibilidad de hacer frente a una obras que iba a superar los 75 millones de euros si uno de los socios se descolgaba, aunque manifestaron que apostaban por mantener, pese a todo, el «espíritu» del proyecto de Tabakalera.
Las declaraciones de Rivera, realizadas durante la presentación de la memoria de la Filmoteca Vasca de 2009, irían en este sentido.
La Filmoteca Vasca, que esperaba estrenar sede en 2013 en el edificio de Tabakalera, también se ha quedado en stand by. De momento, seguirán usando las instalaciones del Palacio Urdanibia de Irun, cedidas por Lakua.
El proyecto de Tabakalera se encuentra en un momento de indefinición absoluta, sin dirección, tras la dimisión de Joxean Muñoz, y a la espera de que sus tres «patronos» decidan cuáles serán los siguientes pasos.
El archivo de la Filmoteca Vasca lo integran 6.245.329 metros de película, cifra a la que llegó en diciembre de 2009 tras recibir en depósito más de 2.000 nuevos rollos, de los cuales la mitad fueron entregados por particulares, que doblaron su aportación del año anterior. La cifra fue dada a conocer ayer con motivo de la presentación de la memoria del pasado año de la Filmoteca, cuyo «alma mater» a lo largo de tres décadas, Peio Aldazábal, pasó el testigo como director-conservador a Ion López durante el pasado ejercicio.
Una carrera de motos en el circuito de Lasarte en 1928, una prueba ciclista en Amara en la que aparece Federico Martín Bahamontes y un recibimiento en Hendaia al boxeador Paulino Uzkudun figuran entre las joyas procedentes de los depósitos particulares, que entre rollos de 8, súper-8 y 9,5 milímetros han legado a la Filmoteca 1.021 rollos. Un total de 1.010, correspondientes a 202 copias de largometrajes en 35 milímetros -16 en euskara y 186 en castellano- son las depositadas por empresas y otras entidades en 2009.
La Filmoteca restauró el pasado año el cortometraje experimental «Nere Erria», en el que Juanjo Franco Zabalegi aprovechó una canción del mismo título de Lurdes Iriondo para escribir la situación política que se vivía a finales de la década de los 60. El libro dedicado a Antxon Eceiza, la tercera entrega de «Secundarios vascos de primera» y el ensayo «La Contraola. Novísimo cine francés» son las publicaciones editadas el pasado año, en que el programa Kimuak de difusión de cortos vascos se distribuyó en un millar de festivales y cosechó numerosos premios. Menos éxito tuvo «Zinea euskaraz», que posibilita el visionado de películas en euskara en la Filmoteca -también en salas- y que se tratará de «mejorar» para encontrar una ubicación más «idónea». EFE