El escaso compromiso de los países más ricos del planeta en la lucha contra el VIH fue duramente criticado el jueves durante la Conferencia Internacional SIDA 2010, que se viene celebrando desde el pasado domingo en Viena.

«Negligencia criminal». Así denominó Julio Montaner, presidente de la conferencia, al menguante compromiso y a la previsible caída de ingresos en la lucha contra la epidemia que ha hecho saltar la voz de alarma.

Y es que, el Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria cuenta actualmente con unos recursos de 10.000 millones de dólares, una mínima parte de los 25.000 que, según Onusida, el programa de Naciones Unidas para el sida, hacen falta para que todos los enfermos accedan al tratamiento requerido.

Actualmente, sólo alrededor de cinco millones de enfermos tienen acceso a los antirretrovirales, lo que deja de lado a otros diez millones que no cuentan con lo que para ellos supone una necesidad vital.

Julio Montaner responsabilizó directamente a los países componentes del G8, las mismas naciones que impulsaron la creación del Fondo Mundial. «Tenemos un caso de negligencia criminal por omisión que bordea el genocidio, porque si nosotros hicimos la promesa de poder parar potencialmente la epidemia, ahora resulta que los señores de los países occidentales dicen que no les interesa todo esto», criticó duramente el presidente de la conferencia, una de las voces más claras y decepcionadas durante la jornada del jueves.

Trece ONG mostraron también su desengaño y criticaron a las ocho naciones más desarrolladas del planeta por no haber sido capaces de llevar a cabo sus promesas.

Poco por mucho

La llaman Tasa Robin, en alusión al mítico personaje Robin Hood, y promete detener de una vez por todas la crisis financiera de la lucha antisida.

Una pequeña tasa de tan sólo un 0,005% sobre todas las transacciones financieras recaudaría un total de 33 millones de dólares por año en el mundo entero, según afirmó Khalil Elouardighi, miembro de la coalición PLUS, una agrupación de asociaciones en la lucha contra el sida de nueve países, en el marco de la Conferencia Internacional.

Ya en el Estado francés y en otros once países, la fundación UNITAID, partidaria de la nueva propuesta, gracias a una pequeña tasa en los billetes de avión, financia la compra de medicamentos, principalmente contra el sida, y alenta a los laboratorios a producir medicamentos para niños a un precio reducido.

Este nuevo impuesto, que depende mucho de la voluntad política, podría terminar con muchos de los problemas financieros que sufre actualmente la lucha contra el sida. Aunque todavía queda mucho que hacer.