Mark Cavendish quiso dedicar su victoria en Burdeos, la cuarta de este Tour, a su amigo y lanzador en los sprints, Mark Renshaw, expulsado de la ronda gala por comportamiento antirreglamentario. Ayer no le hizo falta que el australiano propinara tres cabezazos a Julian Dean (Garmin) y posteriormente cerrara el paso a Tyler Farrar como hace 10 días.

Cavendish reconoció otras intervenciones de su compañero gracias a las cuales «mi trabajo es realmente fácil», explicó para añadir a continuación: «Esta victoria es para él. Hubiera sido bonito llegar juntos a París».

El ciclista de la Isla de Man ganó ayer con diferencia: «Soy el futuro, no he visto la brecha detrás de mí. Yo estaba detrás de Petacchi a 275 metros de la meta. Pasó por la izquierda y tuve suerte porque el viento venía de la izquierda», explicó.

Para el corredor del Columbia, en la Grand Boucle las victorias son lo que cuentan. Ayer quería ahorrar energía porque mañana pretende llegar a París en condiciones de intentar su quinto triunfo de etapa.

«Pase lo que pase, debo hacer todo para ganar en los Campos Elíseos. El maillot verde dependerá principalmente de eso. Otros intentarán ganar. Es también una cuestión de suerte».