Contrafigura
Carlos GIL Crítico teatral
Félix González Petite fue un genuino animador cultural. En Gasteiz inventó, formó, fundó y participó en casi todos los eventos de mayor calado socio-cultural de los últimos cuarenta años. Algunos le sobreviven. Su vocación teatral le llevó a ejercer de actor, dramaturgo, autor, director, gestor, programador y crítico. Su otra gran vocación: la escritura periodística, pero no solamente con críticas de espectáculos, sino como columnista que retrataba con exigente amor paternal a sus vecinos. Fue un vitoriano de pro, que ejercía de ello desde la agitación cultural.
Le conocí en un Festival en L'Hospitalet de Llobregat, en 1976. Su voz atronó en unos encuentros defendiendo la importancia social y política del teatro en Gasteiz. Allí supe de la incipiente creación de la Cooperativa de Producción Teatral Denok, donde por cosas del destino acabé contratado siendo él presidente en 1979.
Realizamos juntos decenas de miles de kilómetros en un vetusto Seat 1500 de gasoil por toda la península. Pasamos muchas horas diseñando festivales, producciones, criticando o alabando espectáculos. Discutiendo hasta el hartazgo. Bebiendo hasta el amanecer. Estuvimos juntos y enfrentados; compartiendo oficios, confabulados o distantes. Nadie le puede negar la recalcitrante fidelidad a sus ideas, al teatro y la cultura. Mientras tuvo fuerzas siguió sirviendo a las artes escénicas sin condiciones.
Quiero manifestar mi más sincera admiración. Yo diría que fue un hombre soñador que a veces tenía pesadillas.