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Nietzche bajo el filtro de Rihm, en el Festival de Salzburgo

El más prestigioso y también exclusivo festival cultural del mundo, el de Salzburgo, celebra desde el pasado domingo su edición número noventa. Famoso por sus producciones operísticas, ayer acogió el estreno de «Dionysos», basada en textos de Nietzsche.
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GARA | PARÍS

Esta edición del Festival de Salzburgo, con la que se despide el director de escena alemán Jürgen Flimm -dirigirá desde el próximo año la ópera estatal Unter den Linden en Berlín-, programa siete óperas que ilustran el tema de los «mitos». Porque el lema de este año es «La tragedia surge ahí donde chocan Dios y el hombre». Anoche tenía lugar la premiere mundial de «Dionysos», de Wolfgang Rihm, uno de los más importantes compositores alemanes vivos, con un montaje pomposo y desenfrenado basado en los «Ditirambos de Dionisio» del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Con puesta en escena de Pierre Audi y decorado del artista alemán Jonathan Meese, conocido por algunas escandalosas performances, Ingo Metzmacher dirigió a la Orquesta Sinfónica de Berlín. En capilla, Metzmacher vaticinaba que los expertos en Nietzsche se mesarían los cabellos.

Tras su inauguración el pasado domingo -en la que maestro argentino-israelí Daniel Barenboim realizó un emotivo llamamiento a israelíes y palestinos a acercarse mutuamente y buscar de forma activa la paz-, Salzburgo está metido de lleno en una edición del festival, la noventa, que ofrecerá hasta el 31 de agosto un total de 192 espectáculos de ópera, música y teatro. Maestros como el propio Barenboim, Mariss Manson, Riccardo Chailly, Riccardo Muti, Christoph Schenbach, Bernhard Haitink, Simon Rattle y Valery Gergiev dirigirán a los músicos de destacadas orquestas, entre ellas la Filarmónica de Viena, la de Berlín o la Royal Concertgebouw Orchestra de Amsterdam.

Utopía artística nacida en el corazón de Europa en 1920, el Festival de Salzburgo ha alimentado sus noventa años de existencia tanto de momentos de gloria como de vicisitudes, pero es, sobre todo, una de las mayores manifestaciones culturales del mundo, según informaba France Pres.

En 1917, mientras que el viejo continente era escenario de una guerra que se sumergía en una profunda crisis moral, el director vienés Max Reinhardt perfilaba los planes para crearlo. Dos años después, el escritor Hugo von Hofmannsthal lanzaba una llamada a favor de Salzburgo, ciudad elegida porque es «el corazón del corazón de Europa». Para el escritor, se trataba de proclamar su fe en la paz y en «la idea europeísta que iluminó el período 1750-1850». A Reinhardt y Hofmannsthal se les unieron el compositor alemán Richard Strauss y otros dos austríacos: el diseñador Alfred Roller y director de orquesta Franz Schalk. El festival nació el 22 de agosto de 1920.

De los nazis a Karajan

Si el evento es ahora mundialmente famoso por sus óperas, fue con el teatro con quien dio sus primeros pasos, con el «Jedermann» de Hofmannsthal. La lírica llegó dos años más tarde, en el equipaje de la Ópera y la Filarmónica de Viena, bajo el signo de Wolfgang Amadeus Mozart. Acudieron los grandes directores (Arturo Toscanini, Bruno Walter...) y cantantes (principalmente Lotte Lehmann). Pero, en 1938, el régimen nazi quiere «anexionarse» este festival demasiado cosmopolita y Reinhardt, Walter y Toscanini huyeron de Salzburgo. El festival continuó hasta su cierre decretado por los nazis en 1944.

Milagrosamente, revivió un año más tarde. Después de su proceso de «desnazificación», el director de orquesta alemán Wilhelm Furtwängler «marcó» la presencia posterior en la programación de Mozart o del «Fidelio» de Ludwig van Beethoven. Pero para entonces, su gran rival, Herbert von Karajan, no perdía el tiempo y, tras la muerte de Furtwängler (1954), el último autócrata de la batuta no tardaría en tomar el poder, para no abandonarlo en el periodo comprendido entre 1956 y 1989.

A su muerte, en 1989, Salzburgo quedó huérfano. El festival tomó la decisión de dar un giro de 180 grados con la contratación de un director moderno, el belga Gerard Mortier, quien proclamó el advenimiento de un «Salzburgo nuevo». Durante una década influyó en las compañías discográficas, puso en jaque a los conservadores locales con producciones radicales y amenazó con dimitir cuando la extrema derecha entró en el Gobierno austriaco. Desde su marcha en 2001, los directores artísticos se han sucedido: el alemán Peter Ruzickaes y luego su compañero Juergen Flimm, quien dejará Salzburgo después de sólo cuatro años en el cargo.

HISTORIA

La historia del festival, desde «las Fiestas de Mozart» hasta nuestros días, pasando por los oscuros años del nazismo y los altibajos provocados por las intrigas y la política, puede verse en una amplia exposición, repartida en cinco museos y otros trece lugares de la ciudad.

OFERTA

La oferta es extensísima. Un ejemplo: Gérard Depardieu será el narrador para la Filarmónica de Viena y Ricardo Muti en la interpretación de la música de Prokofiev «Iván el Terrible», escrita originalmente para la película de Sergéi Eisenstein.

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