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La tragedia del Love Parade permite ver la distancia entre política y ciudadanos

Las veintiún víctimas mortales de la tragedia de Duisburg serán homenajeadas hoy, en un acto convocado por las instituciones. El homenaje tendrá lugar en medio de un ambiente enrarecido, porque nadie quiere asumir la responsabilidad de lo ocurrido.

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Ingo NIEBEL

La tragedia que el sábado pasado acaeció durante el Love Parade de Duisburg se ha cobrado hasta ahora 21 muertos y más de 500 heridos. Otra de las víctimas es la credibilidad de la política, en general, y la confianza en la Administración pública, en particular. Nadie -ni Ayuntamiento, ni la Policía, ni los organizadores- ha reconocido su responsabilidad, ni ha pedido perdón. Parece como si la culpa recayera en las víctimas, que murieron aplastadas y asfixiadas en el túnel que servía de acceso al lugar del mega-vento. En un ambiente enrarecido y excitado, la ciudad de Duisburg rinde hoy homenaje a las víctimas. Y el Ayuntamiento ha suspendido hasta en esto, ya que los familiares de los fallecidos se han enterado a través de la prensa del acto, que tendrá lugar en una iglesia donde cabrán como mucho 600 personas. Entre los asistentes se verá al presidente de la República Federal, Christian Wulff, y a la jefa de Gobierno, la cristianodemócrata Angela Merkel (CDU). Se realizará una retransmisión por vídeo a un estadio de fútbol, hasta el cual deberán llegar los miles de personas que quieran mostrar su apoyo a los familiares.

El gran ausente será el alcalde de Duisburg, Alfred Sauerland (CDU). El cabeza del consistorio de esta ciudad del Cuenca del Ruhr excusó su ausencia alegando: «No quiero provocar». El caso es que fue víctima de un ataque físico el mismo día de la tragedia y desde entonces ha recibido amenazas de muerte, por la que cuenta con protección policial. A excepción de algunas pocas apariciones -mediante ruedas de prensa o entrevistas en medios de comunicación-, no se le ha visto más en público y alguien le ha bautizado como «el zombie de Duisburg».

El «zombie de Duisburg»

Sauerland ha negado cualquier responsabilidad argumentando que «no he firmado nada». El jueves el descontento generalizado se expresó en una manifestación de varios centenares de ciudadanos ante el Rathaus exigiendo su inmediata dimisión. Ahora es también su propio partido, el CDU, el que le sugiere dar este paso. La situación es complicada, porque si Sauerland cediera a la presión perdería por razones legales, aparte del sueldo, todas sus cotizaciones de su jubilación. El partido socialista Die Linke (La Izquierda) planteará una moción de censura la semana que viene y el partido liberal, el FDP, la quiere apoyar, aunque en Berlín gobierna en bipartito con la CDU.

Mientras tanto, el organizador del Love Parade, Rainer Schaller, ha creado, junto con la compañía de seguros que aseguró el evento tecno, un fondo de varios millones de euros para ayudar a las familias de las víctimas. No obstante, el multimillonario empresario ha negado hasta ahora cualquier responsabilidad en la tragedia, a pesar de que el ministro de Interior de Renania del Norte Westfalia, Ralf Jäger, ha culpado en primera instancia a él y a su organización por lo ocurrido, y luego a la Administración pública de Duisburg. Según el socialdemócrata, Schaller no dispuso ni de un espacio adecuado ni tampoco de personal cualificado. Este extremo lo han confirmado la mayoría de los empresarios especializados en organizar este tipo de megaeventos de música a los que suelen acudir varios decenas de miles de personas. Schaller intentó restar importancia al hecho de que en el lugar elegido sólo cupiesen 250.000 personas, argumentando que a Duisburg sólo llegaron 105.000 personas y que la cifra de 1,4 millones de ravers se debía exclusivamente a una cuestión de marketing.

Esta peculiar mezcla de medias verdades y la impresión de que los involucrados se están pasando entre ellos la patata caliente ha creado este profundo malestar, que se trasluce también en los comentarios publicados en internet. Es difícil prever cómo se va a desarrollar hoy el homenaje a las víctimas de Duisburg.

 

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