El rey saudí y el presidente sirio viajan juntos a Beirut para calmar los ánimos
El rey saudí, Abdallah bin Abdelaziz, y el presidente sirio, Bashar al-Assad, llegaron ayer juntos a Beirut en un visita histórica para tratar de evitar que las investigaciones del tribunal de la ONU sobre el atentado mortal contra Rafic Hariri provoquen un nuevo enfrentamiento sangriento en Líbano. Riad es el principal sostén del clan Hariri y la comunidad sunní, mientras Damasco apoya al movimiento chií Hizbulah, que puede ser acusado de la muerte de Hariri padre.GARA |
El presidente sirio, Bashar al- Assad, que efectuó su primera visita a Líbano desde la muerte del ex primer ministro Rafic Hariri, llegó ayer a Beirut con el saudí para una misión conjunta destinada a calmar las tensiones ligadas a las revelaciones sobre ese atentado.
Al-Assad y el rey Abdallah bin Abdelaziz llegaron a primera hora de la tarde de ayer al aeropuerto internacional de Beirut en el mismo avión, el del monarca saudí, desde la capital siria, donde se entrevistaron la víspera.
Acompañados de sus ministros de Exteriores y del responsable de los servicios de información saudíes, el príncipe Mokren bin Abdelaziz, fueron recibidos por el presidente libanés, Michel Sleimane; el primer ministro, Saad Hariri, cercano a Riad, y otros oficiales, entre ellos un ministro que representaba a Hizbulah. Ninguno de ellos realizó declaraciones.
Los tres jefes de Estado se dirigieron a continuación al palacio presidencial de Baabda, cerca de Beirut, para entablar conversaciones al que siguió un almuerzo con ministros y otros oficiales, tras el que difundieron un comunicado en el que exhortan a los libaneses a evitar el recurso a la violencia para arreglar sus diferencias.
«Los líderes han subrayado la importancia de la estabilidad, del compromiso [de los libaneses] a no recurrir a la violencia y de la necesidad de hacer valer los intereses de Líbano más allá de cualquier interés sectario», añade el comunicado, que subraya la necesidad de «recurrir a las instituciones legales y constitucionales así como al Gobierno de unidad nacional para arreglar las diferencias».
Acusado de la muerte del ex primer ministro libanés en 2005, el Gobierno de Bashar al-Assad fue obligado a retirar sus tropas del pequeño país vecino tras 30 años de tutela, marcando el comienzo de un largo periodo de animosidad entre los dos países. Damasco ha desmentido cualquier implicación en aquel atentado. Desde su llegada al poder en 2000, Al-Assad había visitado Líbano en dos ocasiones, ambas en 2002. Se trata, asimismo, de la primera visita de un monarca saudí a Líbano desde 1957.
Buscando hacer valer su influencia para evitar un nuevo conflicto confesional en este pequeño país mediterráneo, los dirigentes saudíes han protagonizado este desplazamiento con alto valor simbólico para mostrar su adhesión a la estabilidad de Líbano, amenazada por una nueva crisis ligada a la muerte de Rafic Hariri.
La perspectiva de una acusación por parte de un tribunal de la ONU contra el emergente Hizbulah por este atentado ha despertado el temor a que se registren de nuevo enfrentamientos interconfesionales. En 2008 hubo combates entre partidarios de Saad Hariri, hijo de Rafic, y miembros de Hizbulah, que provocaron un centenar de muertos.
El 22 de julio, el líder de Hizbulah, Sayyed Hassan Nasrallah, anunció que esperaba que el tribunal de la ONU acusase a miembros de su formación del atentado contra Rafic Hariri.
Al-Assad y el rey Abdallah subrayaron el jueves en Damasco la importancia de «apoyar todo aquello que contribuya a la estabilidad y a la unidad» de Líbano.
«Su visita conjunta tiene carácter histórico, incluso determinante, por el momento en el que se produce y por sus consecuencias sobre la crisis que se intensifica en Líbano a la espera de la decisión del tribunal internacional», señaló el diario «An-Nahar».
«El único objetivo de la visita es contener la situación en un futuro inmediato», afirmó a France Presse Sahar al-Atrache, analista beirutí para el centro de prevención de conflictos International Crisis Group (ICG).
«Han venido para ejercer su influencia sobre sus aliados libaneses y bloquear cualquier escalada» de violencia, subrayó.
Siria, junto a Irán, es uno de los principales apoyos de Hizbulah, que defiende la resistencia frente a Israel, mientras que Arabia Saudí es el más importante aliado regional de Saad Hariri.
Las relaciones entre estas dos potencias regionales, que experimentaron un enfriamento tras la muerte del ex primer ministro, se recuperaron a finales de 2009.
Este acercamiento ha influido positivamente en las relaciones entre Beirut y Damasco, que establecieron en 2008, a instancias del presidente francés, Nicolas Sarkozy, relaciones diplo- máticas por primera vez en su historia. Justo antes de la primera visita a Damasco, a finales de 2009, de Saad Hariri, su formación tenía en el punto de mira al Gobierno sirio, al que acusaba de haber planificado el atentado contra Rafic Hariri.
El presidente de EEUU, Barack Obama, prorrogó ayer la congelación de activos de «personas que amenazan la estabilidad de Líbano» y acusó a Siria de «seguir transfiriendo armas a Hizbulah».