La trigésima edición de la Clásica Donostia-Donostia tiene muchos candidatos al triunfo, pero todos ellos con el mismo denominador común: haber participado en el Tour. Una semana después del final de la Grande Bouclé, buena parte de los ciclistas que recorran la geografía guipuzcoana querrán demostrar su gran golpe de pedal. Sólo hombres de la clase de Philippe Gilbert pueden atreverse a desafiar esa lógica.

Entre los Contador, Andy Schleck, Basso, Joaquim Rodríguez, Samuel Sánchez, Cunego, Gilbert o el ganador del año pasado, Carlos Barredo, se halla también irundarra Juanma Garate, segundo en 2008. El corredor de Rabobank ratifica la supuesta superioridad de quienes vienen del Tour.

«Este Tour ha sido especial, con muchos corredores que lo han terminado bastante enteros, por lo que tendrán un ritmo alto. Muchos corredores se verán con posibilidades de ganar. Yo saldré con la idea de intentar aprovechar alguna oportunidad. El año pasado también tenía esa idea, pero me fui al suelo».

La organización, acorde con los nuevos tiempos del ciclismo, ha endurecido si cabe más la carrera que ya es complicada por la orografía del territorio guipuzcoano, pero ahora con el doble paso por el alto de Jaizkibel, el abanico de favoritos se reduce y del ramillete habrá que excluir a los sprinters.

Garate se mostraba contento con estos cambios. «El nuevo recorrido va a favorecer más a los que vengan del Tour, pero no a los escaladores. Con dos pasadas por Jaizkibel y Arkale habrá más posibilidades de que la prueba se decida desde lejos, que haya ataques más largos de lo habitual».