Aunque comparar el estrés que la crisis causa en la clase trabajadora de a pie con el hormiguero -cuando no gallinero- del deporte de élite en su período de fichajes sea una frivolidad, la época que viven los clubes ACB también está condicionada por la crisis. Salvo los trasatlánticos futboleros, los demás equipos deben mirar cada detalle antes de poner un céntimo sobre el tapete, en un contexto de mercado convertido en pista de patinaje. Así pues, y aunque las plantillas aún estén por completarse, se puede ya afirmar que este verano está siendo de control en el gasto.

El Real Madrid siempre es la excepción. Lejos de los títulos la pasada campaña pese a la llegada de Ettore Messina y un puñado de contrastados hombres -y la explosión de Tomic-, el cuadro merengue vuelve a poner mucho dinero en sus fichajes. Así, Sergio Rodríguez llega después de no cuajar en la NBA y su redención puede suponer el base compañero que precisa Prigioni. Clay Tucker llega de la Penya con ganas de ganar un título, aunque eso le suponga tirar menos, y D'or Fischer llega a dar consistencia a los tableron madrileños tras promediar 8 puntos y 5 rebotes en el Maccabi de Tel Aviv. Buenos y caros jugadores, pero sólo tres. Casi un ahorro, aumentado por la salida de Kaukenas a Siena y la posible salida de uno de los «canteranos» Aguilar y Mirotic.

Novedades en Gasteiz

El otro club ACB más osado a la hora de fichar es el Cajal Laboral Baskonia. La llegada de Logan ha reforzado la línea exterior, y ayer se confirmaba el fichaje de Nemanja Bjelica, un alero de 2,09 y 22 años capaz de subir el balón como un base; de hecho, lo apodan el «Kukoc de Serbia». Pero aún falta reforzar el interior, aún a sabiendas de que Splitter es insustituible, y con la casi segura baja de Lior Eliyahu, que al parecer volverá al Maccabi. Y han salido nombres para aburrir: Fesenko, de los Jazz, Batista, de Fuenlabrada -en un trueque por Herrmann-, Aguilar y Haislip. El ex de Unicaja es el jugador con mayores opciones de llegar a Gasteiz, aunque nada esté confirmado.

A partir de ahí, y pese a la disparidad económica, los clubes ACB no han hecho mucho más que cambiar de cromos. Así, al Barcelona sólo ha llegado Perovic y se ha renovado a Mickeal, pero a costa de dejar salir a Trías. Joan Creus, empero, aún aspira a contratar a Rudy Fernández, algo muy poco probable, pero que sería el bombazo del verano. Por su parte, Unicaja juega con cierta ambivalencia: por un lado ficha a una estrella como Terrel McIntyre y a un especialista como Tripkovic, pero Aíto García Reneses busca recuperar del ostracismo al hispano-uruguayo «Panchi» Barrera, un proyecto de estrella que por fin debutará en la ACB.

Pero el ejemplo más claro de contención presupuestaria es el del Valencia Basket. Pese a tener que jugar la Euroliga, los del Turia han perdido a Spahija, Nielsen, Perovic y Kelati, y han fichado gente de perfil medio-bajo: Savanovic, Augustine o Javtokas. Habrá que ver si su nuevo técnico, Manolo Husseín, sabe desenvolverse en la élite europea.

Por contra, Bizkaia Bilbao Basket ha jugado con mayor osadía, fichando interesantes proyectos como Jackson para el base o el pívot Mavroeidis. Pese a no disputar -en principio- competición europea, el aditamento de hombres como Vasileiadis y Hernández-Sonseca han terminado de configurar una plantilla más que interesante en la capital vizcaina. Desde luego, a poco que Katsikaris acierte con las teclas a apretar, los hombres de negro debieran volver al primer plano de la clasificación liguera.

Los cambios han sido más modestos en Donostia, hasta el punto que los fichajes más interesantes de Lagun Aro GBC han sido la llegada de Salgado y la renovación de Miralles. Ahora, con un escolta -¿volverá Andrade? ¿Quizá Seibutis?-, un alero y un pívot, la plantilla estará completa.

La mayoría de los demás equipos aún no están terminados, pero sí perfilados. El «zoco» es joven y hay tiempo para sobresaltar al mercado, pero la pista es de hielo y patinar puede hacer avanzar.