Las autoridades sudanesas impiden el acceso de las organizaciones humanitarias al campamento de refugiados de Kalma desde el 2 de agosto, después de que el mayor campo sudanés de la región de Darfur fuera escenario la semana pasada de graves enfrentamientos entre movimientos rebeldes rivales que causaron la muerte de cinco personas y provocaron la huida de miles, informó la ONU.

«Aún no hay acceso y evidentemente deseamos que esta situación cambie», dijo el portavoz del organismo, Martin Nesirky, que agregó que la agencia para la coordinación de asuntos humanitarios (OCHA) realiza gestiones ante Jartum para que se levanten las restricciones.

El cierre del campamento, en el que viven 80.000 personas, se produce una semana después de los graves enfrentamientos entre partidarios y opositores del proceso de paz con el Gobierno de Jartum que se lleva a cabo en Doha (Qatar).

Tras los choques, las autoridades exigieron a la misión de paz conjunta del organismo y la Unión Africana (UNAMID) la entrega de varios miembros del Movimiento por la Liberación de Sudán (MLS), opuesto a las negociaciones, que se escondieron en la sede de los «cascos azules» en el campo.

30.000 armas ilegales

Por otro lado, el Ejército de Sur de Sudán (SPLA) ha recuperado unas 30.000 armas ilegales en esta región autónoma, la mitad entregadas de forma voluntaria y el resto confiscadas, pero aún quedan «decenas de miles» en manos de civiles, informó el SPLA. Muchas de las armas proceden de la guerra que enfrentó al sur y al norte durante dos décadas y que concluyó con los acuerdos de paz de 2005.