El caso de M. Night Shyamalan se asemeja al de otros muchos cineastas que han vivido estigmatizados por una sola película. «El sexto sentido» provocó que este autor de origen hindú se viese en la obligación de sorprender al espectador constantemente. Mientras crítica y público aguardaban la «sorpresa final Shyamalan», dejaban a un lado los interesantes apuntes que se filtraban en obras tan excelentes como «El protegido» -quinta esencia del cine de superhéroes- o «El bosque» -toda una muestra de la llamada cultura del miedo que padece la sociedad norteamericana-.

Personalmente, la faceta visual de Shyamalan me parece una de las interesantes del cine actual porque son muy pocos los que saben colocar la cámara en el lugar y momento preciso y ello provoca que muchos de sus planos sean todo un ejercicio de pericia técnica. En lo que concierne a sus argumentos, el tema varía por completo y debido, en gran medida, al efecto «El sexto sentido». Marcado por los últimos y muy poco rentables proyectos, Shyamalan se ha visto en la obligación de rodar un producto de encargo en el que sólo en muy contadas ocasiones sale a relucir ese genio visual que lleva dentro. A lo largo de este espectáculo pirotécnico y muy tántrico, predomina la acción virtual desarrollada a partir de combates interminables, cuyo eje gravitatorio es la eterna lucha entre el Bien y el Mal. Para colmo de males, el filme viene disfrazado con un falso 3-D, que termina por lastrar las tímidas intenciones que se asoman a lo largo y ancho de este encadenado de combates, que tiene su elemento más destacado en los duelos filmados mediante planos largos muy bien calculados. Curiosamente, mientras Shyamalan sobrevive a costa de este producto comercial de consumo rápido, en breve veremos «Devil»; una curiosa historia imaginada por él y que ha sido dirigida por los hermanos Drew y John Erick Dowdle, cuya suculenta premisa argumental gira en torno a las jornadas que comparten un variado grupo humano y el diablo en el interior de un ascensor averiado. Cosas de Hollywood.