Días atrás, en su colaboración habitual (GARA, 11/07/2010), el periodista y escritor Antonio Alvarez-Solís, refiriéndose a la «oscura figura de los fiscales», después de varias consideraciones, concluye: la fiscalía se debería ejercer «en nombre del pueblo».

Estando básicamente de acuerdo con su conclusión, añadiría por mi parte que, como en la vida real, cada uno se inclina hacia, o apoya a quien le paga, el salario de los fiscales debería proceder de un organismo que de alguna manera estuviera controlado por la ciudadanía. La provisión de fondos a este organismo o entidad sería obligatoriamente suministrada por el Estado de forma independiente.

Pienso que esto ha de ser necesariamente provisional, hasta que salgan a la luz otras ideas que definitivamente establezcan la absoluta independencia del ejercicio fiscal.