En tan sólo quince días, ya se han desmantelado en el Estado francés más de 40 campamentos ilegales de gitanos, según confirmó ayer el ministro francés de Interior, Brice Hortefeux, quien fue condenado el pasado mes de junio a una multa de 750 euros por «injurias racistas» a un joven militante de su partido de origen magrebí, según informó la agencia Efe.

En total, ya son 700 las personas que se han visto afectadas por estos desmantelamientos, y según concretó el ministro, serán expulsadas a sus países de origen «de aquí a finales de mes».

Brice Hortefeux explicó, en una rueda de prensa ofrecida en Lyon, que se fletarán vuelos específicos para devolver a estas 700 personas a Bulgaria y Rumanía.

El desmantelamiento de todos los campamentos ilegales de gitanos y poblaciones nómada fue anunciado el pasado 28 de julio por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien dio órdenes a su Gobierno de evacuar la mitad de las 300 instalaciones de ese tipo que existen en el Estado en un plazo de tres meses. La iniciativa contra los asentamientos gitanos se produjo tras los recientes acontecimientos violentos registrados en Saint Aignan, después de que la Policía matara a un joven romaní durante una persecución.

Por otro lado, Hortefeux anunció ayer que la próxima semana se reunirá con dos miembros del Gobierno rumano para abordar la cooperación entre los dos países.

Críticas por racismo

El Gobierno francés invocó ayer al «derecho a la seguridad» para defenderse de las críticas recibidas del Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial (CEDR), preocupado por la situación de los gitanos o por el debate sobre la «identidad nacional» francesa.

El Comité aseguró que había detectado en el Estado francés un «notable recrudecimiento del racismo y la xenofobia».