Expulsar fantasmas y prejuicios
El intento de expulsión de los ciudadanos que han ocupado el estadio Giroutte de Angelu, también conocidos como «gens du voyage» o nómadas, originó ayer momentos de tensión y plantea la necesidad de una reflexión. Una reflexión pausada que no amalgame cuestiones y debates, que no agite fantasmas o prejuicios por razones de etnia u origen. Una reflexión que no se sirva del pretexto de lo que es una acción administrativa concreta en Angelu para alimentar la polémica en un contexto donde Sarkozy ha anunciado su intención de retirar la nacionalidad a los autores de ciertos delitos o desmantelar cientos de campamentos nómadas, o bien por el hecho de que el Comité por la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU haya pedido cuentas al Estado francés por la deriva en derechos y principios fundamentales propiciada por su obsesiva política de seguridad.
Nos encontramos ante una realidad compleja, la existencia de comunidades enteras que, sin territorio fijo o residencia permanente, viajan constantemente con un simple carné de circulación, y que en muchos casos no recoge ni el derecho de inscripción para el voto. Comunidades cuya llegada en número considerable plantea ciertamente problemas a un modelo sostenible de desarrollo municipal. Sin áreas acondicionadas de servicio y reposo, muchas veces sin infraestructura apropiada de luz y agua, estas comunidades ocupan a menudo estadios e infraestructuras de uso municipal sin permiso ni previsión previa. Y en los pueblos que visitan generan conflictos de difícil solución.
Solamente desde la firmeza en principios fundamentales, como el de la igualdad de toda persona, y por tanto el de que nadie es apátrida o nacional de origen extranjero, y desde el diálogo intercomunitario y la planificación de recursos se pueden abordar fenómenos de este tipo sin resbalar hacia el prejuicio racial o la discriminación por orígenes étnicos. La expulsión por norma de nómadas y el desmantelamiento de sus campamentos quizá quite un problema, pero puede alimentar otro más grave y pernicioso. Que empiecen por expulsar los fantasmas y los prejuicios.