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Txisko Fernández Periodista

El transcurrir de las estaciones

Ya estamos a las puertas de iniciar el nuevo curso político. Aunque nos gustaría creer que agosto es un mes eterno y que el regreso al tajo queda todavía muy lejos, las hojas del calendario caen tan deprisa en estos días estivales como en otoño o en primavera. En lo meteorológico, las temperaturas están siendo suaves en gran parte de nuestro país, demasiado frescas para quienes gustan de exponer su cuerpo al sol y muy agradables para quienes disfrutan más cuando su piel no corre el riesgo de quemarse.

En el escenario político está ocurriendo algo similar. Los movimientos públicos están siendo suaves, sin caer en el error de permitir que el protagonismo se lo lleve alguna de esas incendiarias serpientes de verano que no dejan más poso que una gris envoltura abandonada por el camino. Y en la trastienda, es de creer, el termostato se mantiene estable, sin dejar que los ánimos se calienten en exceso ni permitir que se enfríen sólo porque, como establece el inapelable transcurrir del tiempo, estamos en mitad del verano.

No obstante, como al opinar sobre la meteorología, en materia política también sucede que lo que para unos es un tiempo estupendo, para otros es aborrecible. Y así es muy difícil llegar al consenso necesario. Pero no podemos quedarnos con la coletilla de que «todo es relativo». Dentro de unas semanas, y también dentro de muchos años, tendremos que examinar la balanza y, con perspectiva objetiva, podremos observar nítidamente quién estaba más cargado de razones. Como ocurre casi siempre, a la hora de hacer balance habrá quien se sorprenda de que los datos científicos recogidos por los meteorólogos concluyan que el pasado mes de julio no llovió tanto como ha quedado grabado en su memoria subjetiva o que en agosto lució el sol muchos más días de los que está dispuesto a admitir porque para él no hay más verdad que la que reza que «aquí siempre está lloviendo».

Setiembre está a la vuelta de la esquina, lo cual no es más que una obviedad. Lo que está por ver es si todos estamos dispuestos a asumir que ya ha llegado el cambio climático.

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