Francesco Cossiga, ex presidente de la República italiana y senador vitalicio fallecido ayer en un hospital de Roma, fue una de las principales figuras de la democracia cristiana de ese país, y en su paso por la política dio lugar a la polémica en más de una ocasión. En cualquier caso, Italia despide a un hombre importante en su política de la segunda mitad del pasado siglo.

En Euskal Herria se despide no al político italiano, sino al hombre comprometido con la resolución del conflicto que aún perdura en este pueblo. El hombre que apoyó e impulsó los últimos procesos políticos de paz y democracia para este país; mantuvo contactos con las fuerzas políticas vascas, entre ellas la izquierda abertzale, incluso después de la ilegalización de varias organizaciones abertzales, y en todo momento habló claro al respecto, poniendo a cada cual en su sitio y proponiendo vías racionales de resolución.

Sus declaraciones chirriaban ante el discurso único español, por eso el poder político y sus altavoces mediáticos prefirieron descalificarlo. En Euskal Herria, sin embargo, existen motivos para despedir con afecto a quien comprendió su causa y se implicó en ella.