La época estival, y especialmente las fiestas que se suceden en toda la geografía de Euskal Herria, avivan las movilizaciones en favor de los derechos de los prisioneros políticos vascos. Ese es el caso de Gernika, donde el lunes, coincidiendo con la festividad de San Roke, alrededor de 500 vecinos del municipio hicieron un alto en la fiesta y dedicaron unos minutos a recorrer el centro de la localidad en recuerdo de los presos políticos y en defensa de sus derechos, con un lema simple: «Etxera!».

La movilización de Gernika, así como las manifestaciones, concentraciones o brindis que se desarrollan en estas fechas en la mayoría de los rincones del país, llegan en un momento en el que los presos políticos vascos han realizado varias protestas por sus derechos.

Cabe recordar la huelga de hambre y sed que concluyeron el pasado miércoles Ander Geresta y Jabi Abaunza, tras once días de protesta por el «trato vejatorio» que sufrían en la cárcel de Moulins. El inicio de esta huelga de hambre y sed se produjo pocas semanas después de que cinco ciudadanos vascos desarrollaran un largo ayuno contra el aislamiento que padecían en prisiones del estado francés. El ayuno más significativo fue el de Arkaitz Agirregabiria, que se dilató 33 días.

Las protestas en las cárceles españolas también se suceden de la mano de los presos vascos. Son incontables los vis a vises perdidos debido a los cacheos, lo que se ha trasladado en un gran número de protestas. Asimismo, cabe recordar por ejemplo la lucha emprendida en Alcalá-Meco contra el aislamiento impuesto a una de ellas.

Mientras tanto, Jon Kepa Preciado ingresaba ayer en prisión tras comparecer ante el juez de la Audiencia Nacional española Fernando Andreu. El santurtziarra fue entregado la víspera por las autoridades francesas después de cumplir la condena impuesta por la Justicia francesa y ser reclamado por el Juzgado Central de Instrucción número 3 del tribunal especial.