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Rusia quiere poner una pica en AfPak en plena deriva de la campaña aliada

Rusia, que conoce de primera mano lo que es ahogarse en el cenagal afgano, busca reposicionarse en el escenario AfPak (Afganistán y Pakistán) y defender así sus intereses en las vecinas repúblicas de Asia Central. Todo ello en plena crisis de la campaña aliada en la región.
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El presidente ruso, Dimitri Medvedev, reunió en una cumbre en su dacha de Sochi a sus homólogos de Pakistán, Asif Ali Zardari, y de Afganistán, Hamid Karzai.

La cumbre, a la que también fue invitado el presidente de la república centroasiática y vecina de Tayikistán, Emomali Rajmon, es un intento de Rusia de reafirmar su posición en un escenario, AfPak, que se escapa crecientemente al control de EEUU y de sus aliados.

«Vivimos en la misma región, por lo que compartimos problemas y perspectivas», señaló el inquilino del Kremlin.

Karzai, otrora el hombre de Washington en Afganistán y hoy objeto de duras críticas desde EEUU, señaló que su país «necesita el apoyo de grandes países como Rusia».

Medvedev logró que Karzai se reuniera con Zardari. Nada trascendió del encuentro, un mes después de que ambos se enzarzaran en una polémica diplomática en torno al más que supuesto apoyo a los talibán por parte de sectores de los servicios secretos paquistaníes.

El diario ruso «Kommersant» destacó el significado político de la cumbre y señaló que «muestra el deseo de Rusia de implicarse en el proceso en curso en la región».

La Presidencia rusa indicó antes del encuentro que propondrá que la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (ODKB), en las que Moscíu juega un papel clave, tengan su lugar en la toma de decisiones sobre el futuro de la región mano a mano con la coalición liderada por EEUU.

Riesgo de contagio

Mueve a Rusia su temor al riesgo de que la inestabilidad se propague a las ex repúblicas soviéticas de Asia Central. El estratégico valle de Fergana ya fue escenario en los noventa de una insurrección islamista armada.

Con todo, Rusia no ha olvidado su humillante retirada de Afganistán en 1989 tras 10 años de guerra y excluye tajantemente el envío de tropas a la zona.

Sí que aspira a participar en el negocio de suministrar a las milicias del Gobierno títere de Kabul decenas de helicópteros. «Estamos dispuestos a participar en esta oferta», señaló a la agencia Interfax el consejero diplomático de Medvedev, Sergei Prikhodko.

Milicias tribales siguiendo el modelo iraquí

El Gobierno de Kabul anunció la creación de milicias tribales para luchar contra la resistencia, siguiendo el modelo de las milicias Sahwa (Despertar, en árabe) creadas en Irak contra Al-Qaeda.

El programa, ya en marcha en las provincias de Wardak (centro), Uruzgan (sur) y en el inestable distrito de Arghandab (Kandahar), prevé armar a 10.000 hombres, y será extendido a la práctica totalidad del país.

El proyecto, impulsado desde 2009 por EEUU, era rechazado hasta ahora por Karzai, que advirtió de que era una «mala idea» que «llevará aún más a la ruina al país». No han trascendido las razones del cambio de opinión, pero no faltan analistas que señalan que más valdría reforzar al Ejército colaboracionista (134.000 hombres) y a la Policía (100.000).

Muchos recuerdan que la URSS hizo lo propio creando milicias que terminaron volviéndose contra ella y abriendo la vía a una guerra civil entre los distintos señores de la guerra, bien alimentados y armados por Moscú.

EEUU espera conjurar ese riesgo situando a las milicias, que cobraran el 60% del salario de un policía, bajo control del Ministerio de Interior. GARA

víctimas de la otan

Los vecinos de un pueblo de la provincia oriental afgana de Nangarhar cortaron la carretera al grito de «muerte a América» en protesta por la muerte a manos de soldados de un padre y su hijo y por la detención de tres familiares.

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