«Durante estos tres meses, cuando me levantaba me preguntaba, ¿qué voy a hacer hoy? Ahora me doy cuenta de que mi vida como atleta es más interesante. He redescubierto la pasión por el deporte». Con estas palabras, Yelena Isinbayeva anunciaba el pasado lunes su retorno a la competición tras tres meses de retiro voluntario que no dudó en calificar como un periodo «aburrido».

Nacida el 3 de junio de 1982 en Volgogrado (Rusia), La Zarina está considerada como una de las mejores deportistas de la actualidad, y sin duda la número uno en su modalidad, el salto con pértiga.

Dan fe de ello sus dos oros olímpicos (Atenas 2004 y Beijing 2008), y sus siete campeonatos mundiales, sumando pista cubierta y aire libre. Asimismo, ha sido capaz de firmar 27 plusmarcas mundiales, doce bajo techo (5,00 metros) y quince al aire libre (5,06 metros).

Sin embargo, sus últimas actuaciones estuvieron muy lejos de lo habitual. En los Mundiales al aire libre de Berlín 2009, tres nulos le dejaron fuera del cajón. La historia se repitió en Doha 2010, esta vez en pista cubierta. Fue incapaz de superar los 4,75 metros y la imagen de su derrota, con la cabeza oculta bajo una toalla, dio la vuelta al mundo.

Poco después, en abril, anunciaba que abría un paréntesis indefinido en su carrera. «He llegado a la conclusión de que es absolutamente necesario para mí tomar un descanso de la competición». Acostumbrada a sumar victoria tras victoria con abrumadora superioridad, las derrotas se convirtieron en una pesada mochila de la que, parece, ya se ha aligerado.

«Tengo decidido regresar en febrero, y va a ser en la reunión Estrellas de la Pértiga, en Donestk», anunciaba la rusa durante una comparecencia en los Juegos Olímpicos de la Juventud, que se están disputando en Singapur.

Su objetivo son los Juegos de Londres 2012, sin olvidar los Mundiales de Daegu 2011 y los de 2013 en Moscú. «Ahora tengo que demostrar que puedo empezar de cero, y que aun así puedo ser la mejor». El listón dictará sentencia.