La realidad virtual aguanta poco
Expertos en la manipulación de la información llevan cierto también alertando del peligroso fenómeno de la «doble realidad». Explican que el abuso de la utilización de los medios por parte de los poderes políticos provoca que muchas veces se recree una realidad ficticia, y que ésta llegue a la opinión pública con más fuerza incluso que la realidad real. Esa práctica ha hecho, por ejemplo, que durante varios años los ciudadanos estadounidenses pensaran que su ejército iba ganando la guerra de Irak. Era la imagen falsa de un espejo deformado que se ha hecho añicos ahora, con el inicio de la retirada sin lograr ninguno de los objetivos.
En Euskal Herria ocurre algo similar. Estos días se ha dado gran realce, por ejemplo, a unas palabras de Patxi López en su blog en las que asegura que las fiestas de este verano son muy diferentes debido a la «conquista para la libertad» por la actuación de la Ertzaintza contra las imágenes de presos. Esa realidad virtual, sin embargo, choca con hechos objetivos a la vista de todo el mundo, como el importante apoyo a los presos en días como este sábado pasado, tanto en Bilbo -inicio de Aste Nagusia- como en Donostia -Amnistia Eguna-.
Pero la realidad virtual por excelencia de este verano es la recreada por instituciones, partidos y medios en torno a la quema de contenedores, y su intento no sólo de darle una gran importancia política, sino de culpar a la izquierda abertzale. La maniobra era tan burda que no han sido necesarios demasiados días para que quedara en evidencia su propósito final, y hoy es el día en que, a partir de filtraciones de prensa, el Departamento de Interior de Lakua empieza a quitarle peso, no vaya a ser que los cristales le salpiquen demasiado cuando el espejo deformado termine de hacerse añicos.
A estas alturas, a nadie le extraña que PSOE y PP recurran a la realidad virtual y la propaganda ante un escenario político de apertura que no controlan. Pero más sorprendente resulta ver cómo otros partidos vascos se han apuntado a esta campaña absurda. Bueno sería que unos y otros empiecen a hacer política real, sobre hechos reales.