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Los quirófanos se quedan vacíos en Nafarroa por falta de profesionales

El Gobierno navarro está ocultando la falta de sanitarios reduciendo camas y cerrando quirófanos y salas de hospital. Gran parte de funcionarios están de vacaciones y el Ejecutivo no los ha sustituido. En Atención Primaria, las cifras son alarmantes; prácticamente, por cada dos personas que faltan sólo se ha contratado a una. Por otra parte, los cierres de servicios se concentran en los hospitales secundarios.
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Aritz INTXUSTA |

La actividad en el complejo hospitalario de Iruñea es aparentemente normal. Por los pasillos abundan las enfermeras, los médicos y los asistentes. Sin embargo, es sólo un espejismo, una argucia del Departamento de Salud, que dirige María Kutz. El truco consiste en echar el cerrojo a alas enteras del complejo hospitalario y concentrar a todos los trabajadores en las plantas que aún pueden mantener abiertas.

En el Hospital de Iruñea se han dejado desiertos los pabellones H4º, H2º y H3º, según los datos ofrecidos por los propios trabajadores a través del sindicato LAB. El cierre de estos pabellones en el principal centro de atención sanitaria de Nafarroa es más grave aún teniendo en cuenta que ha de soportar las derivaciones de otros hospitales secundarios, donde el cierre de quirófanos y la reducción de camas resulta aún más grave.

De la Clínica Ubarmin queda sólo el esqueleto, según explican. Se han cerrado todas las plantas salvo la quinta y la sección de UVI. En Tutera, su parte, 42 camas ya no son atendidas, lo que se traduce en que la capacidad para ingresar a enfermos se ve mermada en un 30%. Sin embargo, resulta más preocupante el recorte en la atención domiciliaria: donde antes había capacidad para atender a diez pacientes, hoy sólo se puede prestar cuidados a tres. En el centro sanitario de Lizarra la situación es similar: una de cada dos camas quirúrgicas ha quedado inservible por falta de personal sanitario y el servicio de hospitalización domiciliaria directamente ha tenido que ser suspendido para los meses de verano, según denuncia LAB Osasunbidea.

El periodo vacacional ha puesto en evidencia las fallos de Osasunbidea, un pilar fundamental del «Estado del bienestar», que lleva varios años viviendo de las rentas. Desde 1999, Nafarroa es una de las comunidades que menos dinero destina a su sanidad pública del Estado español. Los sucesivos gobiernos de UPN han reducido la partida destinada a mejorar la sanidad hasta un 4,8% (el 30% menos que la media estatal).

Esta insuficiente financiación se parcheó durante años fomentando la precariedad laboral. En el complejo hospitalario de Iruñea se llegaron a firmar 200 contratos en un día, y muchos de ellos para una sola jornada laboral. Todo estalló hace varios meses, cuando el Gobierno suspendió de un día para otro estas sustituciones. El primer trimestre de la ejecución de la política restrictiva de sustituciones se ha traducido en la práctica en una reducción de la plantilla en más de 300 trabajadores y ahora afloran las consecuencias.

A día de hoy, según las cifras de LAB, en Atención Primaria por cada dos sanitarios que faltan sólo se sustituye a uno y, en los hospitales, no queda más remedio que cerrar quirófanos, camas e incluso alas enteras por falta de personal. Si bien es cierto que normalmente en verano suelen cerrarse en parte centros hospitalarios, puesto que el número de intervenciones quirúrgicas merma (la recuperación de una cirugía es más costosa por el calor y muchas de las operaciones no son urgentes), funcionarios de Osasunbidea han confirmado que jamás se había lle- gado a estos extremos.

Lejos de ser un problema para UPN, esta situación da carta blanca para el aumento paulatino y constante de la privatización de la sanidad, que se realiza a través de las derivaciones a centros fuera del sistema público. Los datos de los últimos años hablan por sí solos: cada año la partida destinada a pagar estas derivaciones se incrementa en un 20%. Los beneficiarios últimos de esta gestión son los centros privados de Nafarroa y, en particular, la Clínica Universitaria, propiedad del Opus Dei, y la clínica San Juan de Dios.

Presiones para trabajar «sin contrato y gratis»

El Gobierno de Nafarroa ha tratado de paliar la falta de personal presionando a los trabajadores para que «acudieran a los servicios unos cuantos días antes, para aprender la actividad que debían desarrollar», denuncia LAB, que asegura que esto no es sino una fórmula para obligarlos a trabajar «sin contrato y gratis». A esta práctica irregular hay que sumar modificaciones en los horarios que están obligando a los funcionarios a trabajar más horas de lo reglamentado. «Han implantado turnos especiales e individualizados, han sustituido a trabajadores a tiempo completo con personal a tiempo parcial», afirma LAB Osasunbidea, que se concentró ayer a las puertas del hospital de Iruñea. Asimismo, se está utilizando las listas de contratación para premiar o castigar a trabajadores, ofreciendo los mejores contratos de forma «discrecional».

A juicio del sindicato abertzale, todo ello supone un delito contra los derechos de los trabajadores recogido en el Código Penal, en los artículos 311 y 314. El primero de ellos hace referencia a aquéllos que «mediante abuso de situación de necesidad impongan a los trabajadores a su servicio condiciones laborales que perjudiquen, supriman o restrinjan los derechos reconocidos por disposiciones legales, convenios o contratos individuales». Y el 314 tipifica como delito la discriminación «por razón ideológica, religión, o parentesco con otros trabajadores». Según explica LAB, la pena para los responsables de cometer estas prácticas contra los derechos de los trabajadores puede ir desde seis meses de cárcel hasta tres años. A.I.

Kutz, dimisión

Los profesionales de Osasunbidea ven necesario que, para recuperar el nivel sanitario en Nafarroa, la consejera debe marcharse. Por ello, llevan meses manifestándose con el lema «Kutz, kanpora».

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