Aste Nagusia, incluir el negro en el arco iris
La Aste Nagusia de Bilbo se vistió ayer de negro por un día. Ocurrió por la protesta colectiva en forma de plante organizado por las comparsas. Con un paréntesis para asegurar la cita anual con los niños y niñas ingresados en el hospital de Basurto, el colorido y la explosión de vitalidad brillaron por su ausencia. Ayer las comparsas de Bilbo y las txosnas, auténtico corazón de la fiesta, dejaron de latir. Fue la forma de protestar ante el veto administrativo por razones políticas a varias comparsas, por la defensa de una fiesta popular y participativa, contra el modelo de privatización de las fiestas y la apropiación de lo público. Frente a sanciones, prohibiciones y denegación de permisos, el plante de ayer fue una llamada de atención en defensa de una Aste Nagusia enraizada en la dinámica asociativa que durante más de tres décadas ha demostrado que es un rotundo éxito y todo un referente. Plantarse ayer fue dar un paso adelante para renovar ese compromiso.
El plante de ayer, al igual que el plante que hicieron las peñas de Iruñea en Sanfermines, se inscriben en la misma dinámica de respuesta popular ante la imposición de un mismo modelo festivo. Y se debe resaltar que dichas protestas han sido masivamente secundadas, se han desarrollado desde la preocupación que genera el asunto, pero con total responsabilidad. Quienes pretenden criminalizar la participación popular y plantear la cuestión en términos de orden público deberían tomar buena nota de ello. A aquellos que se han dedicado a provocar e imponer su modelo por la fuerza, a sacar brigadas policiales por las fiestas, a socavar la participación, debería hacerles reflexionar. Y razonar.
Las txosnas callaron ayer y las comparsas vistieron de luto. Demostraron ser dueñas de su silencio para hablar alto y claro. Hicieron lo correcto y lo hicieron saber. Frente a quienes quieren pintar la realidad y este país de color rosa, incluyeron el negro en el arco iris, como tantas veces ocurre en la vida. Ayer cerraron el camino a la fiesta para abrir la vía de una Aste Nagusia participativa, euskaldun, frenética y con colorido. Marijaia estará orgullosa de su gente.