Mil euros por cada uno apostado. Eso es lo que pueden llevarse los que confíen en la campanada del Cesena. Y en la del Bari, Cagliari, Catania..., prácticamente la mitad de los equipos que, a partir del sábado, llenarán de tifossi los estadios italianos. Tampoco están mal las ganancias para los que se decanten por Parma, Udinese o incluso Lazio. En definitiva, casi para cualquiera que no dé por sentado el sexto scudetto consecutivo del Inter.

Que no son demasiados, la verdad. Menos aún después de que el equipo milanés haya comenzado la temporada como acabó la anterior, añadiendo un título a sus vitrinas. La Supercopa italiana, que supone su cuarto trofeo consecutivo. Si el Atlético no lo impide mañana, el Inter estará a un paso de alcanzar al hexacampeonísimo Barcelona. Si llega a junio en el primer puesto, también serán seis los títulos de Liga que consigue de manera consecutiva.

Lo intentará con Rafa Benítez en el banquillo. Aparentemente frustrada la llegada de Mascherano y a la espera de lo que suceda con Kuyt, su exentrenador es, precisamente, el gran fichaje de los milaneses. Su antecesor le dejó el listón muy alto, pero también un equipo prácticamente hecho. Milito, Julio César, Sneijder, Eto'o... Nadie, excepto Maicon -que no lo ha conseguido ni con la inagotable chequera de Florentino Pérez-, ha querido moverse. Bueno, y el polémico Balotelli, que ha dejado 28 millones de euros en las arcas neriazzurras.

Una cifra considerable, sobre todo teniendo en cuenta que las divisas abandonaron hace tiempo el fútbol italiano en busca de otras ligas. Aunque se esperan muchos movimientos de última hora, el mercado veraniego en la Bota ha estado marcado por las cesiones, los fichajes en copropiedad, mucho cambio de aires doméstico y contados fichajes mediáticos.

Los dos más sonados pueden llegar en las últimas horas, con destino a dos grandes que no atraviesan su mejor momento. El Milan suspira por Ibrahimovic, que llegaría en calidad de cedido, y la Juventus por el pichichi Di Natale, presentado ya con el Udinese, pero que podría cambiar de aires con el tiempo justo de disputar la primera jornada.

De poco le sirvieron sus goles al Udinese, que bastante tuvo con mantenerse en la Serie A. Pero menos aún aportaron los arietes de la Juve, que se coló a duras penas en la Europa League. Así que no es de extrañar que la Vecchia Signora haya apostado por una renovación total. O casi. Empezando por el banquillo, al que llega, avalado por su gran papel al frente de la Sampdoria, Luigi Del Neri. De los veteranos, se ha ido Cannavaro, sigue el incombustible Del Piero, se busca salida a Camoranesi, Iaquinta y Trezeguet, y Buffon, lesionado, empezará la Liga fuera del equipo. De ahí la llegada de Storari, que se ha unido a las de Simone Pepe, Bonucci, Malaca Martínez, Marco Motta o, sobre todo, la cesión de Aquilani y el fichaje de Milos Krasic, por el que ha pagado 15 millones de euros al CSKA. A cambio, ha perdido a Poulsen, pero todavía espera incorporar a Demichelis, Capdevila y, sobre todo, Di Natale.

Otro delantero, Zlatan Ibrahimovic, puede convertirse en el fichaje estrella de un Milan que, a pesar de comerse las uñas a la sombra de los éxitos de su vecino, sigue al ralentí con su proceso de renovación. La próxima temporada, cuando acaban contrato muchas vacas sagradas, aparece como fecha clave. Pero ya ha dado un primer paso, con Massimiliano Allegri -apenas dos años de experiencia en la Serie A, ambos con el modesto Cagliari- tomando el relevo de Leonardo en el banquillo y la llegada de jóvenes valores. Con el regreso de Amelia esperan solucionar sus problemas bajo palos y con el fichaje de Papastathopoulos reforzar el centro del campo. Aunque los nombres más llamativos llegan en forma de cesión: Kevin Prince Boateng -el Génova lo fichó del Portsmouth para cederlo de inmediato y con la esperanza, según su presidente, de «hacer caja» el próximo verano- y, si las negociaciones cuajan, un Ibrahimovic que se ha quedado sin sitio en el Barcelona.

Más tranquilo aún ha sido el verano en las oficinas de la Roma, que va camino de convertirse al Scudetto lo que Poulidor al Tour. En los cinco últimos años, ha acabado cuatro veces en segundo lugar -siempre por detrás del Inter-, aunque ha podido consolarse con dos Copas, por otras dos de los neriazzurri. Equipo contra el que ha perdido las últimas finales de Copa y Supercopa. Pero el equipo de Ranieri no pierde la moral. El técnico, de hecho, considera el mejor fichaje -no ya de la Roma, sino de toda la Serie A- el regreso de Adriano, tras su descenso a los infiernos. Ayer, el Parma cedió a Castellini al Roma.

Sin llegar a soñar con convertirse en alternativa, el año pasado sí volvió a codearse con los grandes la Sampdoria. Pero este equipo no es el mismo que Del Neri llevó al cuarto puesto -aunque ha conseguido sujetar a su cannonieri Pazzini-. La temporada, además, ha empezado con decepción para los genoveses, que el martes caían en la previa de la Liga de Campeones y tendrán que conformarse con disputar la Europa League.

Repetir puestos europeos es el objetivo con el que parten Palermo y Nápoles, que han apostado por la veteranía para reforzar su delantera. Maccarone peleará en el equipo siciliano con Miccoli y Pinilla, mientras los napolitanos, que han perdido a German Denis, se han hecho con la cesión de Lucarelli. Y con la de Cavani, que llega, precisamente, de firmar una gran temporada en las filas del Palermo.

Tampoco faltan experiencia y goles en el curriculum de Luca Toni, el más deslumbrante de los numerosísimos fichajes del Genoa, junto a Rafinha, Zuculini. Y Boateng, cuya cesión al Milan no es sino la punta del inmenso iceberg de jugadores en copropiedad que tienen ambos equipos. Como la Lazio de Javi Garrido, los grifoni quieren olvidar el tedio de la clase media y meter la nariz en zona europea.

Las oficinas de Parma, Bolonia o Chievo también han echado humo durante el verano, pero es toda una incógnita saber si la cantidad se traducirá en calidad. Como en el caso de Udinese o Fiorentina, sólo los apostadores lo tienen claro: su lugar no estará entre los primeros, aunque sufrirán menos que Catania, Cagliari, Bari, Bolonia o los tres ascendidos Lecce, Cesena y Brescia. Los del pelotazo.