A ver quién hace el mejor traje con tantos retales en un mundial marcado por las bajas
Turquía acoge a partir del sábado un Mundial de basket en el que las estrellas tendrán que sudar la gota gorda para hacer olvidar las numerosas y notables ausencias. Pese a no acudir con sus principales figuras, Estados Unidos y España parten con la vitola de favoritos.
Arnaitz GORRITI
No sólo es la NBA, anual «campeonato del mundo» que parece que devaluará este decimosexto mundial de selecciones, sino que desde las ligas europeas también han declinado la invitación para acudir a Turquía. Y, por si fuera poco, un buen puñado de jugadores que sí debían estar en Turquía han tenido que decir adiós a la cita mundialista por culpa de diversos problemas físicos.
Se conoce que el brillo de los Juegos Olímpicos deslumbra bastante más que el oro mundialista, y la ausencia de, a saber, LeBron, Carmelo Anthony, Kobe Bryant, Chris Paul, Kidd, Howard, Bosh, Wade, Pau Gasol, Calderón, Ginóbili, Papaloukas, Okur, Hilario, Ayuso, Dalmau, Yao Ming, los hermanos Lavrinovic, Smodis, Siskauskas, Jasikevicius, Songaila, Kirilenko, Tony Parker, Lorbek o Dirk Nowitzki ha obligado a las selecciones a tirar de baúl y fondo de armario, a mirar si entre los retales hay piezas que merecen la pena o, simplemente, realizar los remiendos correspondientes y ver si el apaño funciona.
Más allá de los nombres citados, la selección de los Estados Unidos es quien más ha sufrido esta desbandada. Del Redeam Team que conquistara el oro en Beijing 2008 no queda nadie. Todos fuera. La selección de Mike Krzyzewski ha sufrido una especial sangría en su juego interior, donde a las bajas voluntarias de Howard, Boozer y Bosh se les añadieron las de Brook López y Amare Stoudemire. Por ello, entre Kevin Love, Tyson Chandler y Lamar Odom se las deberán apañar por dentro. Por fortuna, su batería exterior es tan extensa -pese a la baja de última hora «por motivos familiares» de Rajon Rondo- que ya con ello le puede valer para colgarse un oro que no gana desde ¡1994! Westbrook, Curry, Rose, Billups, más los aleros Rudy Gay y Kevin Durant -candidato a MVP del torneo- forman un compendio de físico más talento muy difícilmente superable. Si a ello le unimos el banquillo, donde a Coach K se le unen Nate McMillan o Jim Boeheim, el entrenador de la universidad de Syracuse y verdadero gurú de la defensa en zona, las «barras y estrellas» pueden llegar a flamear en lo más alto del podio.
La alternativa hispana
En principio, la selección española debiera ser la gran némesis del seleccionado estadounidense. Los vigentes campeones del mundo y Europa y subcampeones olímpicos -memorable aquella final de Beijing 2008, donde el USA Team sufrió bastante más que el 107-118 final para hacerse con el oro- siguen con su inercia de equipo capaz de derrotar a quien se le ponga por delante... salvo a los Estados Unidos, como quedó patente en el partido disputado en la «Caja Mágica» de Madrid -rebautizada como «Sauna Mágica» debido al calor y la humedad reinantes- el pasado domingo. Digamos que la victoria hispana en el Mundial de Indianapolis en 2002 cuenta menos, porque un partido por la quinta plaza tiene una trascendencia menor. Si los pronósticos se cumplen, estas dos selecciones se enfrentarían en semifinales, una auténtica final anticipada de resultado impredecible. Pero si en Turquía persisten los complejos con los que el combinado hispano acometió el duelo de Madrid, entonces sí que no habrá dudas.
Lo cierto es que el conjunto de Sergio Scariolo tiene armas de sobra para reeditar el oro de Saitama 2006, incluso tras la renuncia de Pau Gasol y la lesión del ex baskonista Calderón, sustituido a última hora por Raül López. La inclusión de Fran Vázquez en el juego interior más el buen momento de Reyes y Marc Gasol compensan con solvencia la ausencia del pívot de los Lakers y en el exterior sólo queda la duda del segundo base y el mal momento de Rudy Fernández.
Relevando a Argentina
La cuestión será encontrar qué selecciones se impondrán en la otra mitad del cuadro. En principio son Argentina, Grecia y Serbia, amén de la selección local, los que más optan a este tercer escalón. La generación dorada de Argentina se desgaja por momentos: Pepe Sánchez se retiró y Ginóbili ha decidido descansar; Nocioni llegará entre algodones por culpa de una lesión de tobillo, y a Oberto ya le pesan sus 35 primaveras. De esta forma, Prigioni, Delfino -otro candidato al MVP- y Scola deberán tirar del carro de la albiceleste, aunque si no llegan puntuales las ayudas del Chapu y los Quinteros, Jasen o Leo Gutiérrez, difícilmente podrán jugar las semifinales.
Brasil, que perdía a HIlario a última hora, también se postula como selección emergente: Splitter, Huertas y Leandrinho Barbosa llevarán el peso de los de Rubén Magnano, que tendrán en los Alex García, Machado y Varejao los principales escuderos. Su mayor déficit, carecer de un buen segundo base. Serbia espera seguir la línea ascendente que le llevó a la plata en el Eurobasket 2009. Con Ivkovic de seleccionador, este cuadro joven, que tiene en Teodosic y Krstic sus mayores exponentes, aspira a volver a la élite mundial. Igual que una Grecia menos austera que hace pocos años, y en la que Diamantidis y Schortsianitis se han hecho definitivamente con las riendas del juego, no importando la ausencia de Papaloukas.
Turquía, por último, espera repetir el éxito del Eurobasket 2001, en el que fue plata, donde el público y un Turkoglu emergente tuvieron mucho que ver en ello. Una década después, y asumiendo que la ausencia del pívot Mehmet Okur es casi una bendición, los de Tanjevic tratarán de sumarse a la élite.
La selección de Estados Unidos va ganando enteros conforme pasan los partidos. Tras su apurado triunfo en Madrid, los hombres de Mike Krzyzewski viajaron a Atenas y aplastaron sin conmiseración a la selección griega, tomándose cumplida venganza de la derrota del mundial de 2006. El 59-87 no deja lugar a dudas.
Los hombres de Coach K no tuvieron que lidiar contra un ambiente hostil -no parecía la Grecia de los días de gala- y los helenos dieron descanso a Schortsianitis y Bourousis, a la espera de que la FIBA decida si sanciona o no a éstos jugadores junto a unos cuantos de la selección de Serbia. Según parece, la decisión de la Federación Internacional se conocerá hoy. Pero no hubo excusas, y casi ni color. Los estadounidenses asfixiaron con su defensa presionante a Diamantidis y compañía, provocándoles hasta 24 pérdidas -a lo que hay que añadir 20 balones robados-. Asimismo, el exagerado dominio reboteador dio a los de Krzyzewski multitud de segundos y hasta terceros esfuerzos. Sin embargo, fue el ala-pívot Kostas Tsartsaris, con 24 tantos, el principal anotador del choque. Por parte norteamericana, Eric Gordon fue el máximo realizador, con 18 puntos. GARA