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Floren Aoiz www.elomendia.com

Entre relatos, marcos y emociones

 

Si en un reciente artículo mencionaba a Lakoff y la importancia de los «frames» o marcos en la lucha de las ideas, no es menos relevante el papel que juegan los relatos.

Es importantísimo cómo se cuenta una historia. Tomemos el ejemplo de los cooperantes secuestrados durante más de 200 días en Mauritania y recientemente liberados. Tenemos un relato oficial: la inteligencia española y la diplomacia han hecho posible que vuelvan vivos a casa y esto es positivo y demuestra que el Gobierno español ha sabido actuar con calma y habilidad para salvar la vida de los secuestrados, que era lo más importante. Como quiera que mucha gente está de acuerdo con alguno de los presupuestos en los que se basa el relato (actuar con calma y habilidad es bueno, salvar la vida de los cooperantes era lo más importante) y el final ha sido satisfactorio, la historia tiene éxito. Y esto a pesar de que tras su aparente simpleza se oculta un no-relato percibido como evidente por muchos: los españoles han pagado por la liberación de los secuestrados y han tardado tanto porque no se ponían de acuerdo en el precio y las condiciones del final del rapto.

Si damos una vuelta de tuerca, podría tejerse otro relato, brutal en este caso: el Gobierno español da dinero a la organización responsable del 11-M y presiona para que uno de sus líderes sea liberado impunemente a cambio de la liberación de los secuestrados. ¡Cómo ha cambiado el cuento!

Además, en este caso podemos observar pefectamente la relación entre marcos, relatos y emociones, tres de las claves de la comunicación política en el siglo XXI. En el marco del discurso oficial se actúa con inteligencia para salvar vidas. Ni asomo del marco de la no negociación con terroristas o el precio político, marcos usados por el mismo PSOE para negar la naturaleza del conflicto político en Euskal Herria y avalar el inmovilismo y la persecución de ideas.

Juegan con las palabras y nos hablan de inteligencia, pero todos sabemos que los secuestrados no han vuelto a casa porque los del CNI han ganado al Trivial a los de al Qaeda del Magreb. Inteligencia es en este caso un eufemismo que disfraza una negociación oculta y secreta.

Pero esto no empaña el éxito, porque las emociones tapan las contradicciones del relato oficial y el choque entre dos marcos contrapuestos: lo importante es que los secuestrados han vuelto a casa.

Ni este marco de salvar vidas a toda costa ni el relato de un final que justifica los medios a los que se ha recurrido para lograrlo han sido usados por el PSOE en casos con ciertas similitudes, como secuestros de ETA con reivindicaciones políticas, alguno de ellos con trágico final. En aquellos momentos ni la vida humana en peligro fue colocada por encima de otras consideraciones ni se apeló a la inteligencia o la diplomacia.

Una vez más han vuelto a traficar con sentimientos y emociones. Les interesaba aparecer como salvadores de vidas y lo han hecho contrariando los valores, los marcos y los relatos que nos venden cada día. Hipocresía, se llama, y quien la derrocha tan burdamente no está en condiciones de darnos lecciones morales.

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