Juegos de agua y luces psicodélicas, nubes encerradas dentro de edificios, bosques artificiales... lo onírico domina en la edición número doce de la Bienal de Arquitectura de Venecia, que abrirá mañana sus puertas y se prolongará hasta el 21 de noviem- bre. Bajo el título de «People Meet in Architecture» (La gente se reúne a través de la arquitectura), lo que se busca es mostrar al mundo la forma de concebir la arquitectura en los distintos lugares del planeta; es decir, «los diferentes enfoques existentes para expresar los nuevos modos de vida», como explica la japonesa Kazuyo Sejima, primera mujer en dirigir una Bienal y ganadora este mismo año,junto a Rye Nishizawa, del premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura.

Esta japonesa de 54 años, de rostro como escondido tras unas gafas de montura negra, ha supervisado la instalación de los 48 expositores llegados de todo el planeta (arquitectos, ingenieros, artistas y estudios) y que exponen en las antiguas e inmensas salas de ladrillo del antiguo Arsenal de la Serenísima. Nada más entrar en la primera sala, la experiencia resulta impactante: una enorme piedra hueca, con espacio en su interior apenas suficiente para albergar a una persona, y forrada con tablas de cedro. Este trabajo-escultura es obra de los chilenos afectados por el terremoto del 27 de febrero, que quieren «construir un futuro que sea perfecto».

Un poco más allá está «Cloudscape» (Escape en las nubes), firmado por Transsolar & Tetsuo Kondo, que permite «que los visitantes se encuentren metidos en una nube de verdad». Un sofisticado sistema satura de humedad el aire hasta formar una nube que se visita gracias a una larga rampa. Según la posición que se tiene respecto a la nube, cambian la temperatura, la visibilidad y también las sensaciones. El mismo juego se plantea en «Balancing Act», que propone una especie de mikado gigante, en el que una piedra, un cráneo o un manantial impiden que la estructura llegue a colapsarse.

Estas instalaciones pueden llegar a confundir a los neófitos, pero como explica Sejima, «una exposición de arquitectura resulta un desafío, porque no podemos exponer aquí los edificios. Como arquitecto, creo que tenemos que utilizar el espacio como un medio para expresar nuestros pensamientos».

Un mensaje personal que lanza, por ejemplo, el escandinavo Olafur Eliasson, quien sugiere, en una habitación a oscuras, un ballet de fuentes de agua y de luces titulado «Su casa en una mirada». Todo muy visual y casi filosófico.

La atmósfera se vuelve más racional en los pabellones nacionales instalados en los jardines situados en los aledaños del Arsenal. En total, hay unos cincuenta países invitados, incluyendo por primera vez a Albania, Bahrein, Malasia y Ruanda.

Seísmos y megaproyectos

El devastador seísmo, el quinto más intenso de los que se tiene constancia en la historia del planeta, es el protagonista del pabellón chileno, un espacio llamado «Chile 8.8. To Rebuild the Future». A esto se le une, además, otra catástrofe reciente: los mineros atrapados a 700 metros de profundidad en una mina del nortel país.

La propuesta que Chile deja en la Bienal se divide en tres grandes categorías: patrimonio, prefabricados y organizaciones, todas parte de un mismo proceso arquitectónico, el de la reconstrucción y que quedan ilustradas a través de paneles explicativos y fotografías.El apartado dedicado al patrimonio habla de la necesidad de preservar la identidad histórico-patrimonial de las zonas afectadas y el de prefabricados muestra una selección de obras y proyectos de bajo coste, pero ideados con gran celeridad para socorrer a los damnificados por el seísmo y posterior maremoto, que dejó 30.000 millones de dólares en pérdidas.

El de organizaciones está dedicado a aquellas entidades involucradas en el rescate y la emergencia tras la catástrofe, que se saldó con un balance de más de 500 muertos y unos 200.000 damnificados. Según explicó a Efe el arquitecto y comisario del pabellón chileno, Sebastián Gray, su propio colectivo, el de arquitectos, ha tenido que constituirse en una especie de organización más de ayuda a los damnificados, lo que es importante, según él, para propiciar un futuro más próspero para todos aquellos que perdieron su casa.

Otra reconstrucción, aunque de índole complemente diferente, domina en el pabellón francés. El arquitecto Dominique Perrault, diseñador, entre otras, de la Biblioteca François Mitterrand de París, presenta «Metrópolis», una reflexión sobre la metamorfosis urbanística a través de cuatro grandes ciudades (Lyon, Marsella, Burdeos y Nantes), que se contraponen al «Gran París». Diez equipos de arquitectos y urbanistas recibieron un encargo enorme de parte del Gobierno de Sarkozy: imaginar y diseñar el futuro de una gran ciudad de ocho millones de habitantes compuesta por París más toda su periferia y las ciudades que la rodean. La fecha para su plasmación, el 2030. El territorio europeo sufrirá en breve, en opinión de Perrault, «un profundo movimiento de transformación» y, en lugar de ciudades, comenzarán a crearse megalópolis.

Por suerte, lo onírico regresa en el pabellón canadiense, que propone un bosque como salido de «Avatar» compuesto por miles de enlaces equipados con sensores. Al igual que un arrecife de coral, este bosque de la luz ondulante reacciona al paso de los visitantes.

Hoy se anunciará el palmarés oficial de la Bienal y El León de Oro honorífico lo recibirá el holandés Rem Koolhaas.