Adiós discursos, bienvenida acción. El Athletic levanta el telón liguero en el Rico Pérez y pone fin a las especulaciones. Ambiciosas, en el caso de los rojiblancos, a los que las experiencias de estas dos últimas temporadas han convencido de que pueden aspirar a algo más que el sufrimiento de las clases medias. Ahora le toca al equipo convencer al resto de que su aspiración tiene fundamento.

No es que noventa minutos vayan a decidir la Liga, ni siquiera ubicar a un equipo de manera definitiva. Pero el Athletic, como casi todos, conoce la importancia de los buenos inicios. Igual que el aperitivo estimula apetito y paladar, un triunfo a las primeras de cambio hace lo mismo con el ánimo y la convicción. A la inversa, tropiezo es sinónimo de dudas, que nunca son bienvenidas.

Más aún con dos semanas por delante -los compromisos de las selecciones vuelven a enrarecer el arranque liguero- para rumiarlo. Y más aún si se da ante un equipo recién ascendido. Las oficinas del Hércules han echado humo a lo largo del verano para reforzar al equipo en su regreso a Primera pero, salvo sorpresa, el equipo alicantino está llamado a pelear por mantener lo que le ha costado más de una década conseguir. Es decir, un rival de los que hay que ganar si uno quiere vivir de manera habitual en la zona noble.

El grupo se mantiene

El Athletic lo intentará con un once muy parecido al que cerró la última temporada. El verano ha venido bien para coger minutos, recuperar hábitos y buscar alternativas pero, a la hora de la verdad, el grupo de confianza de Joaquín Caparrós sigue siendo el mismo.

O casi. Las bandas siguen atormentando al entrenador utrerano que, resignado a confiar en que Andoni Iraola puede jugarlo todo, vuelca sus esfuerzos en encontrar un zurdo que le ofrezca garantías. No le conquistó Mikel Balenziaga y tampoco lo hicieron Koikili y Xabi Castillo. Ahora probará con Jon Aurtenetxe que, en apenas dos meses, ha pasado de levantar la Copa con el Athletic juvenil a inaugurar la Liga con el primer equipo, rejuveneciendo aún más el once más bisoño del campeonato. Al menos si las secuelas de su viaje a Japón no lo impiden. En ese caso, sería Castillo quien jugase de inicio.

La otra incógnita pasa por el centro del campo. Ander Iturraspe hizo méritos en la recta final de la pasada temporada, complementados con el trabajo veraniego, para ganarse un hueco junto a Javi Martínez. Pero Carlos Gurpegi tampoco perdió el tiempo, recuperando la importancia que la sanción primero, y las preferencias de Caparrós después, le habían hecho perder. El navarro no se resigna al banquillo.

La primera convocatoria, por otro lado, deja también los primeros damnificados. Junto a los lesionados Koikili y Ion Vélez -además de Jonás-, tampoco han viajado Aitor Ocio, otrora intocable para Caparrós, Mikel Balenziaga y los dos fichajes veraniegos. Igor Martínez e Ibai Gómez tendrán que esperar al menos un par de semanas para debutar en partido oficial con la camiseta rojiblanca.

A los que sí han viajado, el técnico les pide «motivación», para contrarrestar la que indudablemente empujará al Hércules en su regreso a Primera. «Después de muchos años estará con mucha ilusión, y nosotros tenemos que igualar esa motivación para competir», subrayó el utrerano que, por lo demás, se aferró a su discurso habitual. «Si hacemos un partido al nivel que este equipo sabe, podemos sacar un buen resultado».