Una exhibición realizada en los 25 últimos minutos sirvió para que el Itxako lograra voltear un marcador muy adverso y revalidara su título de Supercopa.

Después de una primera mitad plagada de errores y de nervios por ambos contendientes, las de Ambros Martín caían por 10-13 en el minuto 35 del choque. Pero las de Lizarra se transformaron por completo y endosaron un parcial de 18-8 ante el que nada pudo hacer el Mar Alicante. La roja descalificante para la lituana Bernatalivite supuso el punto de inflexión sobre el que la escuadra navarra apoyó la voltereta.

Patri Pinedo, asfixiada hasta ese momento, tuvo unos preciosos minutos de banquillo -una paradoja que suele repetirse en los deportes de equipo-, porque a su vuelta dinamitó el partido merced a su criterio organizativo. Las levantinas se hallaban en medio de un vendaval de robos y contragolpes y, presas de su propio nerviosismo, terminaron por entregar la final a falta de diez minutos.