Tras mucho, demasiado tiempo deambulando por la categoría, el Deportivo Alavés dio la sensación ayer en Iruñea de haberle tomado la medida a la Segunda B y alcanzó el liderato provisional tras sumar su segunda victoria consecutiva ante el filial rojillo. Los albiazules supieron a lo que jugaron y se impusieron con mayor suficiencia de la mostrada por el marcador final y parece comenzar a despejar las eternas dudas.

El Glorioso mostró su mejor cara en la primera mitad, ante un Osasuna B muy joven e inseguro, que le cedió el manejo del balón y las ocasiones del partido. Así, Asier Salcedo pudo marcar a los 20 minutos haciendo lucirse al guardameta Zabal, pero el Alavés no perdonaría en su siguiente ocasión, al aprovechar Calderón y rechace tras una nefasta defensa de toda la zaga rojilla y batir al portero con un tiro cruzado que pegó en el palo antes de entrar.

Apenas un minuto más tarde, el asistente anuló el segundo tanto del Alavés que pudo sentenciar al considerar que Óscar Rico estaba en fuera de juego. En el minuto 39, en una de las pocas aproximaciones rojillas, Alaña cometió un infantil penalti sobre Annunziata que él mismo se encargaría de transformar. Justo antes del descanso, Óscar Rico volvió a tener el gol en sus botas al superar a su par y, con Zabal ya batido, envió el balón al palo.

Tras el descanso, el Osasuna B salió más templado, controlando más el balón, pero acusó el gol tempranero del Alavés al marcar Esparza de cabeza tras un magistral centro desde la banda izquierda.

Los navarros reaccionaron con los cambios efectuados por su entrenador y la entrada de Roberto Torres y de Manuel, hombres con más experiencia, provocó que el filial rojillo dispusiera de más ocasiones para empatar, sobre todo, en una acción de Manuel a falta de tres minutos para la conclusión del encuentro, que Alaña desbarató in extremis.

También el Alavés pudo aumentar la diferencia en el electrónico de El Sadar con la entrada al terreno de juego de Jito, sorprendentemente suplente, que demostró su condición de hombre-gol en dos acciones seguidas. La primera fue un cabezazo que se perdió rozando el larguero, y la segunda en un tiro cruzado que desvió Zabal.