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alpes Pilier d´Angle

Exhibición de Manu Córdova en la vía «Divine Providence»

El alpinista oscense se hacía con la primera a vista y en el día de una de las más duras y prestigiosas líneas del macizo del Mont Blanc con tiradas de hasta 7b+. Durante la escalada le acompañó el catalán Oriol Baró, quien se encargó de la primera sección de la ruta.

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Andoni ARABAOLAZA I

Enclavada en un rincón salvaje del Mont Blanc, en pleno Pilier d´Angle, la vía «Divine Providence» es la ruta de roca que más atrae a los escaladores punteros que apuestan por la dificultad. Son muchas cordadas las que la han intentado en libre y a vista; en cambio, pocas han podido «triunfar» en esta magnífica línea abierta en 1984 por Gabarrou y Marsigny (900 m, 6c/A3).

Con la evolución que la escalada y el alpinismo ha vivido en términos de dificultad, a los seis años de la apertura Renault y Ghersen escalan casi toda la vía en libre; sólo tiraron de artificial en tres pasos del techo final que corona el gran diedro. Afirmaron que el largo más duro quedaba en 7c; eso sí, asegurado con empotradores.

Finalmente, en 2002, un joven suizo llamado Denis Burdet firmaba la primera a vista y en libre de «Divine Providence». Por decirlo de alguna forma, esta mítica ruta completaba su círculo definitivo. Pero no ha sido así, ya que el oscense Manu Córdova añadía a esa corona un «en el día». Hasta el pasado 5 de julio sólo 3 cordadas se habían embolsado la ruta a vista y en libre: el citado Burdet, los eslovenos Lukic y Grmvsek en 2003 y Benoist liderando a un grupo de jóvenes alpinistas de la federación francesa el año pasado. Pero, como decíamos, todas esas cordadas necesitaron más de un día para dicha actividad.

Así pues, lo de Córdova ha sido salirse del guión; un nuevo paso en la historia de «Divine Providence». Encordado a Oriol Baró escalaban los 900 metros de pura roca en 16 horas. Se tomaron 4 horas de descanso en la cima del pilar y en otras 2 horas alcanzaban la cima del Mont Blanc. Una exhibición al alcance de muy pocos.

Según afirmaba a GARA el protagonista de esta escalada, no esperaba firmar esta gran actuación: «Pues la verdad, íbamos a hacerla sin más. Llevábamos material de vivac para dos días, pero a mí me salió un día de esos de los que todo te sale bien. Es decir, de esos los cuento con los dedos de una mano durante todo un año. Y, mira, salimos de allí en 22 horas a la cima del Mont Blanc. La verdad es que ir con Oriol fue todo un lujo, y la estrategia surgió sobre la marcha; la clavamos. No me lo esperaba, pero al llegar a la reunión del último largo duro se me escapó un gran grito de alegría, ya que había conseguido encadenar subiendo al esprint».

Sobre el 7b+

Como informábamos, el compañero de cordada de Córdova fue Baró. Sin ninguna duda, ambos son referencia de la nueva generación de alpinistas de elite del Estado español. La actividad comienza con el vivac que hicieron en la base del espectacular pilar. El catalán lideró la primera parte de la ruta y Córdova las tiradas de mayor dificultad técnica. 9 largos muy duros que el oscense los resolvía a vista.

Con las posteriores repeticiones a vista y en libre, los grados de las tiradas más duras han ido cambiando. Por lo menos, cada repetidor ha dado su opinión. El primero en estas lides, Burdet, aseguró que el largo clave era de 7c; lo mismo que aseveraron los franceses Renault y Ghersen. Después, los eslovenos dijeron que como máximo era 7b y Benoist y sus jóvenes llegaron a decir que 7a+.

Preguntamos a Córdova si piensa que la vía, tras las decotaciones, ha perdido algo de «carácter» en su dificultad. Esta es su respuesta: «No creo que haya perdido nada de carácter. En Chamonix, la «Divine» sigue siendo la «Divine». La gente de allí al ver que unos españoles hicimos una ascensión de ese tipo, pues la verdad es que se sorprendieron. Y es que sólo el compromiso de la ruta, el lugar en el que está y a dónde subes es terrible. Sobre el grado, yo no sabía sobre esta historia, y la verdad es que es difícil de opinar. Para mí fue como hacer un 7b+ o algo así, pero hay que tener en cuenta que vas desde casa, corriendo... Lo que sí te puedo decir es que 7a+ no es. A mí me ha hecho muchísima ilusión hacer esta escalada. Todos los demás grados me parecieron guay. En el 7b, la verdad es que resoplé bastante; no sé si por parar a descansar un poco, por su dificultad... No sé, pero con el esfuerzo que me costó yo diría 7b+. El más duro creo que es 7b+, un largo desplomado increíble e impresionante. Y el más expo un 7a+: una fisura super chula».

Acompañados de un fuerte viento que no les dejó parar ni un minuto, los dos escaladores llegaban a la cima del Mont Blanc: «El viento arriba casi nos tira y por eso fuimos más rápido. Subir desde la cima del pilar al Mont Blanc en 2 horas es correr. Además el tiempo había sido tormentoso todos los días anteriores y se veían rayos alrededor, pero donde estábamos nosotros nada de nada; aunque asustaban bastante».

Tras el esprint por la «Divine Providence» y la arista que une el Pilier d´Angle con la cima del Mont Blanc, a Baró y Córdova todavía les quedaba un largo descenso por Mulets.

Llega la hora de las conclusiones; es decir, su opinión sobre la impresionante vía, la gran dificultad técnica y el impresionante horario: «Me quedo con las risas que me eché con Oriol, el ahogamiento en el diedro desplomado, la carrera para llegar a la cima... Es difícil elegir un momento de las 22 horas de actividad, ya que la verdad es que disfrutamos como enanos todo el día. Pero algo de lo mejor fue el asado que no metimos entre pecho y espalda al bajar».

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