Miles de personas reivindican el carácter flamenco de Bruselas en plena crisis política
GARA |
«La periferia de Bruselas debe seguir siendo flamenca, los francófonos son bienvenidos, pero deben adaptarse y no pretender tener privilegios», señaló montado en su bicicleta Boudewjin Bouckeert, que acudió a «cercar» la ciudad para marcarla como territorio de Flandes.
Vestidos de negro y amarillo, los colores de su bandera, este sexagenario, electo de un partido populista flamenco, participó ayer junto a decenas de miles de personas en la marcha anual que reivindica el carácter flamenco de la periferia de Bruselas, que este año se celebró en medio de una crisis política por la incapacidad de los partidos para formar Gobierno, casi tres meses después de la celebración de elecciones anticipadas.
El Gordel (cinturón), como se conoce en flamenco a esta manifestación festiva y deportiva que se hace a pie y en bicicleta alrededor de la capital, tuvo lugar dos días después de la dimisión del líder del Partido Socialista (PS), el valón Elio di Rupo, a quien el rey Alberto II había confiado la misión de formar Gobierno tras el fracaso del independentista flamenco Bart De Wever, líder de N-VA, vencedora de las elecciones.
En este contexto se celebró el treinta aniversario de Gordel, que cada año congrega cada año a unos 80.000 participantes.
En Rodas-Saint-Genèse, al sur de Bruselas, el ambiente es festivo y familiar, pero los discursos corren a cargo de los más militantes. «Bruselas debe volver a ser flamenca, simplemente fue conquistada en el pasado por los franceses, pero debe ser reintegrada en un Flandes independiente, porque somos demasiado diferentes para vivir juntos», manifestó René Demol, miembro del N-VA.
La disputa en torno a la capital está en el corazón del enfrentamiento entre valones y flamencos que ha paralizado la política en Bélgica, aunque la mayoría considera que la falta de entendimiento va mucho más allá.
Lo que sí parece es que el tabú de la escisión comienza a caer en el mundo político valón, incluyendo a muchos líderes que ya discuten abiertamente tal posibilidad ante la dificultad de llegar a un acuerdo sobre un futuro común con los flamencos.