Pablo Larraín impacta en Venecia con una gélida autopsia del golpe de Estado vivido en Chile
El realizador chileno Pablo Larraín sorprendió en La Mostra con su trabajo «Post Mortem», que «desideologiza» el golpe de Estado de 1973. «Meek's Cutoff», de Kelly Reichardt, recibió excelentes críticas.
GARA |
En la quinta jornada del Festival de Cine de Venecia impactó la obra «Post Mortem», del realizador chileno Pablo Larraín, una gélida autopsia del golpe de Estado de 1973. Larraín nació en 1976 y, en consecuencia, no vivió el acontecimiento que más ha marcado la historia de su país. «Es una materia que me interesa porque no la logro comprender. No está resuelta desde mi perspectiva y esa no resolución me hace ir a ese lugar», explicó.
Ahora su visión del derrocamiento de Salvador Allende y el ascenso al poder de Augusto Pinochet «transita lo desideologizado», ya que es «la historia de un ser humano que está profundamente enamorado, y cuya historia tiene una tensión con la historia de Chile», describió. Y juega con el lenguaje, la vida y la muerte hasta crear «un espacio que no está en la lógica narrativa. Es más ambivalente y más vivo», explicó el cineasta sobre este filme, producido entre Chile, México y Alemania, que fue recibido con más congoja que aplauso.
El responsable de esa traumática sensación fue Mario Cornejo, el introspectivo y cincuentón ayudante del hospital forense militar de Santiago de Chile, interpretado por Alfredo Castro, que compatibiliza las riadas de muertos que llegaron al hospital en las horas posteriores al 11 de setiembre de 1973 con la obsesión amorosa que siente por su vecina, a quien da vida Antonia Zegert. «Es un hombre que trabaja con la muerte y que ve en el cuerpo de una mujer otra muerte que le atrae», explicó Castro.
Salvador Allende
Entre los cuerpos diseccionados por el forense y catalogados por Cornejo, estará el del mismísimo presidente derrocado, en una escena rodada «en el mismo lugar, en la misma cama, con la misma luz y los mismos instrumentos» que entonces. Y, entonces, también el verdadero Mario Cornejo estaba allí. «No pedí permiso a la familia Allende para rodar esta escena, porque Salvador Allende es una figura universal, que está en nuestra cultura y nos pertenece a todos», afirmó Larraín.
Otra película que destacó en la Mostra fue «Meek's Cutoff», de la segunda y última directora en concurso: Kelly Reichardt, quien ha filmado este minimalista western con un prisma muy poético, casi pictórico. Basándose en «los diarios de mujeres que vivieron la conquista del Oeste», evita el cliché de un género tradicionalmente viril.
En un festival que apuesta por la apertura a géneros poco festivaleros, no podía faltar la acción y ésta llegó de China. El maestro Tsui Hark orquesta una monumental intriga histórica en el siglo VII durante la dinastía Tang y le pone un ampuloso título: «Detective Dee and the Mistery of the Phantom Flame». Consigue diseñar tan minuciosamente cada escena que mantiene el interés, sorprende y demuestra que su cinta es algo más que un simple cuento chino.