EEUU y sus aliados deben cambiar su estrategia en Afganistán para adoptar una política de contención de Al-Qaeda y de los talibán fundada en la negociación y no en la fuerza militar. Es la principal conclusión del informe anual del prestigioso Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).

«El futuro pasa por la negociación con o entre las partes en conflicto», señala el informe, que se hace eco de que «muchos observadores muestran su inquietud por el hecho de que la presencia de las tropas extranjeras es la que mantiene y alimenta a los talibán».

Los esfuerzos de la OTAN por crear un estado a su medida en Afganistán y combatir a los insurgentes «han llegado al límite desde el punto de vista militar y político», destaca el IISS en referencia a un conflicto que está a punto de cumplir la década.

La necesidad de una nueva aproximación al problema afgano tiene a su vez que ver con un mundo que sufre las consecuencias de la crisis global y que vive un reequilibrio de los poderes. «Desde el punto de vista de Occidente, seguir en este impasse militar y sicológico [en Afganistán] no servirá a largo plazo a sus intereses políticos y de seguridad», señaló el director del instituto londinense, John Chipman, quien calificó de «demasiado ambiciosa la estrategia de contraofensiva militar».

Política disuasoria

El informe señala que «podría ser necesario y es probablemente preferible que las potencias extranjeras adopten una política de contención y de disuasión para tratar la amenaza terrorista en las regiones fronterizas de Afganistán y Pakistán».

Pese a que el presidente de EEUU, Barack Obama, parece haber tomado distancias respecto a su promesa de que comenzaría a retirar sus tropas en julio de 2011, el IISS señala que «cada vez es más dudoso» que Occidente pueda lograr sus objetivos de vencer a los talibán y reforzar el actual Estado títere afgano y a las fuerzas de seguridad colaboracionistas nativas.

El creciente número de bajas -más de medio millar en lo que va de año- no ha hecho sino alimentar esas dudas. Así, y aunque reconoce que retirar demasiado pronto los 150.000 solda- dos podría provocar «una implosión en Afganistán», el IISS señala que mantener la actual misión implica «el riesgo de ir a un desastre anunciado».

Emerge un nuevo orden

El informe anual da cuenta de la emergencia de un nuevo orden mundial entre los escombros de la crisis financiera mundial de 2008. Un nuevo orden en el que EEUU corren el riesgo de caer en una «laxitud estratégica» en su papel de gendarme mundial, mientras otras nuevas potencias luchan por extender su influencia, revela el IISS.

Entre las nuevas potencias medianas emergentes, el informe cita a Turquía y a Brasil y recuerda su último intento de mediación en torno al programa nuclear iraní. La lista no acaba ahí y comprende a países como Australia, Indonesia y Corea del Sur, que «podrían convertirse en potencias diplomáticas a tener en cuenta» ante la expansión «inexorable» de China. Una China y, en menor medida, una India cuya emergencia como poderes globales está siendo ralentizada por cierta «retención» a la hora de implicarse en cuestiones internacionales.