Iñaki Soto Licenciado en Filosofía
Próxima estación: Wimbledon
Nunca me gustó demasiado la metáfora del tren para facilitar la comprensión del anterior proceso de negociación. Reconozco sus virtudes -las referencias a los raíles, el camino, la locomotora, la dirección...- pero los diferentes ritmos pueden llevar fácilmente al tren a una vía muerta y los sabotajes pueden terminar por hacerlo descarrilar. Además la metáfora resulta un tanto mecanicista, asociada a automatismos que poco tienen que ver con la actividad humana.
Tanto por su dimensión de juego como por su vertiente competitiva, los deportes tienen elementos más apropiados para representar este tipo de procesos políticos. Entre otras cosas porque el factor humano está más presente que en los ejemplos mecánicos. También porque en el deporte se gana o se pierde, algo que me agrada, rodeados como estamos de gestores con tendencia a mantener un eterno empate. Además, nada en este mundo es definitivo y, periódicamente, los campeonatos se repiten en otros escenarios, con otros jugadores, diferentes estrategias e incluso con otro estado de ánimo por parte de la hinchada.
Abandonando el omnívoro fútbol y la bucólica pelota vasca, el anterior proceso me sugirió la imagen de la Copa Davis. Sí, no me apasiona, pero es tenis. Para quienes desconozcan la mecánica, se juega por naciones y cada ronda consta de cinco partidos. Pasa a la siguiente ronda el equipo que gane tres partidos. Los primeros dos encuentros son individuales, el tercero es de dobles y los últimos dos partidos los juegan de nuevo los primeros tenistas pero cruzados entre sí. La clave está en aceptar que se juega por equipos, que las lesiones devienen en eliminación y que si llueve se para y se reanuda el juego más tarde. Los dobles tienen gran importancia por ser otra clase de juego, apropiado para especialistas, y por tratarse del tercer partido.
Otra de las ventajas de esta metáfora es que evitas al que quiere el control sobre el cambio de agujas. Sólo hay un juez de silla y, lógicamente, no puede pertenecer a la nación de los equipos en liza. De ese modo se elimina la vocación arbitral de algunos líderes políticos vascos. Que elijan equipo cuanto antes.