Ayer se estrenó en «La Razón» una nueva firma que promete. Idoia Arbillaga se presentaba en sociedad con credenciales impólutas: «El hecho de tener un nombre vasco, aun teniendo orígenes navarro-andaluces, me ha llevado siempre a mirar de forma especial el norte, y a sentir un gran respeto y atracción por el País Vasco, tierra bella de montes inclinados, ciudades que absorben las últimas tendencias europeas, pueblos de sabor añejo, belleza casi hiriente». Hasta ahí todo bastante digno.

Luego nos cuenta sus aventuras: «Hace unos años visité la zona y observé la tensión que se respira en algunas calles, bares, zonas... las miradas de extrañeza cuando escuchan que hablas con acento español sin rastro del norte. El miedo, leí el miedo. Leí pintadas de «españoles fuera», «txakurras a casa», etc». Si alguna lectora (o lector) ha visto una sola pintada que rece «españoles fuera», le invito a que me lo comunique para hacer una foto y publicarla en este espacio.

Luego se pone en plan guay: «También sentí la hospitalidad afable y absoluta de los vascos, disfruté de su deliciosa comida, de esos paisajes inmensos que se te cuelan dentro, poblándote la piel de sueños y afanes de evasión». Lo de la hospitalidad es cierto, pero casa mal con esas pintadas que, dice, vió Idoia.

La nueva columnista disiente de la línea editorial de su periódico y asegura que el alto el fuego de ETA es algo a tener en cuenta aunque sea desde el punto de vista comercial y turístico: «Por eso la noticia alegra y es que tras trece meses sin atentados, se han superado todas las expectativas de visitantes en Euskadi que había para este verano».

Pero como escribe en «La Razón» resulta obligado exagerar la nota: «La gente no es tonta, todos los ciudadanos de este estado encontramos Euskadi una tierra hermosa y apetecible, que quisiéramos visitar más, invirtiendo allí el dinero de nuestras vacaciones. La gente no quiere un tiro entre ceja y ceja como souvenir vacacional, por ello no se visitaba el lugar, por la amenaza del terror». Tampoco recuerdo que a ningún turista le hayan disparado por ser español. A Idoia Arbillaga le han contado un cuento.