«Es posible dejar el tabaco sin ayuda, pero hay que decidirlo»
Médico de cabecera en el centro de salud de Beraun, en Errenteria, y es además coordinador del grupo de trabajo sobre el tabaco de Osatzen-Sociedad Vasca de Medicina de Familia y Comunitaria. Con la nueva Ley antitabaco de Lakua sobre la mesa, se presenta una buena oportunidad para dejar de fumar.
Joseba VIVANCO
Dejar el hábito del tabaco ahora en que acaba el verano, ¿es un propósito mejor que apuntarse a, por ejemplo, alguna colección por fascículos?
Puede ser un gran propósito, muy positivo y muy saludable. Y el final del verano puede ser una buena fecha para tomar esta decisión, ya que para dejar de fumar es bueno proponerse una fecha que coincida con un cambio de actividad... Aunque siempre es un buen momento para dejar de fumar...
Lo primero, tomar la decisión. Pero ¿uno no deja de ser fumador de la noche a la mañana?
No, está claro que existe todo un proceso para dejar de fumar. Teóricamente se pueden distinguir varias fases o estados en este proceso: desde la persona que no se cuestiona para nada dejarlo, pasando por el que se plantea que quiere dejarlo pero no puede, el que toma la determinación y el que lo está dejando o aquél que ya lleva más de un año sin fumar o incluso el que ha recaído en su hábito de fumador. Según cada una de estas fases, el trabajo que tendrá que hacer el fumador, si quiere dejarlo, será diferente.
Pero, ¿es posible sin ayuda o es recomendable hacerlo con ella?
Yo creo que es posible dejarlo por uno mismo; de hecho, hay muchas personas que deciden dejarlo y no acuden a ningún centro ni a ninguna persona para que les ayude y lo consiguen. Lo más importante es que la persona tome la decisión, sabiendo que el que deja de fumar es él, con ayuda o sin ella. Hay personas, sin embargo, que tienen una dependencia importante, y si reciben ayuda se favorece el éxito en su intento por dejarlo. Hoy cada vez tenemos más recursos para ayudar a los fumadores, pero el que lo deja es el propio paciente.
¿Y acudir a su médico de cabecera sería un buen consejo?
Creo que un buen consejo es que si tienen cualquier duda o necesitan ayuda para dejarlo, acudan a su médico o enfermera de atención primaria.
¿Qué pueden aportar ustedes a pie de consulta a la hora de luchar contra este hábito?
La atención primaria de salud es por donde pasan la mayoría de las personas. Se calcula que en unos cinco años el 95% de las personas pasarán por su centro de salud de atención primaria. Por ello, son importantes las actividades preventivas. Preguntamos a toda persona que acude si fuma o no, y le informamos de los beneficios de dejar de fumar y de los riesgos del tabaco, y si fuma le preguntamos si se ha planteado dejarlo. Un segundo paso es dar consejo al fumador. Y el tercer paso es ofrecer una ayuda más intensiva a aquellas personas que quieran dejarlo y que lo necesiten.
¿Y les hacen caso sus pacientes fumadores cuando les hablan de dejarlo o moderar su consumo, o lo tienen que ver muy mal para «obedecerles»?
Insisto en que el que lo consigue es la persona y para ello el fumador es quien tiene que tomar la decisión. Por mucho que insistamos nosotros, si el fumador no se lo plantea o no se decide, no iniciará el proceso. Sólo con el consejo del profesional sanitario hasta un 2% de los fumadores comienzan este proceso y lo consiguen. Esto parece poco, pero como hay muchos fumadores, si todos los médicos y enfermeras diéramos este consejo se lograría que gran cantidad de personas lo dejaran.
¿Qué funciona mejor, la bronca del médico o las truculentas imágenes de las cajetillas?
Yo creo que todo sirve. Las campañas de salud pública también han sensibilizado a mucha población.
La persona que deja de fumar, ¿observa mejoras en esos primeros días, semanas?
Al principio no se ven las ventajas de dejarlo, aunque los beneficios para la salud comienzan muy pronto. Se produce el llamado síndrome de abstinencia, con insomnio, dolores de cabeza, irritabilidad... Esto dura de dos a tres semanas y hay fármacos o actividades que se pueden realizar para disminuirlo. Pasados estos primeros días, los síntomas son menores. Podemos decir que aunque no los notemos, a los primeros días de dejar los cigarrillos ya se normalizan la tensión arterial y los niveles de oxígeno, así como el gusto y el olfato; y en los primeros meses aumentará la energía y uno se sentirá más en forma. Poco a poco se van disminuyendo los riegos de presentar enfermedad cardiovascular o cáncer de pulmón, y en muchos casos el riesgo desaparece casi como en las personas que no han fumado nunca.
¿Y qué es lo más complicado?
Quizás como todas las adicciones lo más complicado sea mantenerse, ya que con el tiempo se baja la guardia. Se piensa que por un cigarrillo no pasa nada y eso lleva a comenzar de nuevo a fumar...
Y a quien ha decidido que tampoco va a aprovechar esta época posveraniega para dejarlo, ¿qué le diría?
Que merece la pena dejarlo, que va a ganar en salud indudablemente pero también en dinero, en no depender de una sustancia, en notar mejor los sabores de la comida, en notar menor olor en casa en la ropa, en tener mejor la piel... Que sin fumar se puede vivir más tiempo y, además, vivir mejor.
Por cierto, ¿qué le parece la nueva Ley antitabaco de Lakua?
De entrada, no me gusta prohibir, ya que se pueden crear reacciones opuestas y la gente reacia se reafirma más en su posi- ción. Sin embargo, estamos viendo que cuando se toman medidas blandas se buscan caminos para sortear las leyes, y al final no conseguimos «espacios sin humos». Por ello, la primera tolerancia debe ser con los no fumadores. Yo pediría a los fumadores que los respeten, y que si quieren seguir fumando salgan a la calle, donde su humo no pueda afectar a otras personas. Creo, de todas formas, que la mayoría de los fumadores ya lo hacen y cada vez son más respetuosos con los demás.
«Aunque la persona no lo note, a los pocos días de dejarlo se normaliza la tensión arterial y los niveles de oxígeno, así como el gusto y el olfato»
«No me gusta prohibir, pero cuando se toman medidas blandas se buscan caminos para sortear las leyes y no logramos `espacios sin humo'»