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Una marcha complicada, una continuidad imposible

Tres décadas después de llegar a la presidencia del Arrate, Iñaki Bolinaga dice adiós. Si le dejan. La situación del club no contribuye a convencer candidatos, ya habitualmente escasos, aunque eso no disuadirá al presidente albiazul. 32 años de quebraderos de cabeza son suficientes.

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Amaia U. LASAGABASTER

Iñaki Bolinaga se ha convertido en un experto en el ejercicio de la supervivencia. Si mantener un club en la elite del balonmano ya es complicado, sobrellevar semejante quebradero de cabeza durante un tercio de siglo parece casi imposible. No lo es, pero pasa factura. 32 años después de llegar a la presidencia del Arrate -más otros diez previos en la directiva-, ha llegado el momento de decir adiós.

En cuanto el club adapte los estatutos a los nuevos decretos del Gobierno Vasco, Bolinaga convocará elecciones. Después tocará descansar. «Yo no puedo seguir». «Como presidente», puntualiza Bolinaga, consciente de que el Arrate puede enfrentarse al más absoluto vacío con su marcha. Porque no hay Florentino Pérez ni Sandro Rosell que se interesen, no ya por la entidad eibarresa, sino por cualquier club de balonmano. «No es el Arrate. El otro día hablaba con gente de otros equipos en el Torneo de Egia, y es que ni dios quiere hacer nada en ningún club. La gente sí se presenta voluntariamente para echar una mano, se compromete para algo concreto, ir algún día a hacer algo... Pero estar toda la semana con ello... Nadie quiere hacer frente a eso», admite.

Y el club albiazul no es una excepción. Aunque las elecciones no se han convocado todavía -se hará en las próximas semanas-, en junio se lanzó un primer globo sonda. Ha regresado sin noticias. «Con nosotros no se ha puesto nadie en contacto. No se ha hecho oficial, pero por lo menos lo comentado ha podido servir para que alguien se lo plantee. Que lo dudo mucho -asume-, porque si en condiciones normales no se presenta nadie, con la situación económica que tenemos, quién va a venir». Pero Bolinaga insiste. «No puedo seguir como presidente. Si no se presenta nadie, se creará una Junta Gestora o lo que contemplen los nuevos estatutos. Y si se presenta alguien y quiere que le eche una mano, allí estaré. Tengo claro que tengo que irme, pero también que no puedo decir hala, adiós. Pero lo que no puedo es seguir cargando con todo el mochuelo yo».

Sería el mal menor, porque ahora mismo el Arrate parece abocado a la Junta Gestora. Como reconoce Bolinaga, si en 32 años no han sobrado los voluntarios para pilotar la nave, ¿qué no sucederá ahora, cuando la crisis económica se ceba especialmente con la entidad, especialmente tocada tras la espantada de su principal patrocinador hace algo más de un año? Y es que pese a los retales que se han ido consiguiendo para parchear agujeros, la situación es muy delicada. «Mucho. Pero es que no podemos hacer más. En dos años hemos rebajado el presupuesto en prácticamente el 50%, no creo que podamos hacer más», explica. Y reclama. «Seguimos trabajando y lo que no tienen que hacer es apagarnos la luz. A finales de julio presentamos el plan de viabilidad (a Diputación y Kutxa), en el que se ve cómo se podría solventar el tema de la deuda en un plazo de cinco años y estamos esperando a ver si lo apoyan. Yo creo que es un plan clarísimo, no es ninguna barbaridad». Y reclama más, ante la querencia de las instituciones por el fútbol. «Yo llevo veinte años diciendo que las instituciones tienen que diferenciar: el fútbol es una cosa y el deporte es otra. Pensar en el fútbol cuando hablas de deporte... Fíjate en la Real. Nosotros llevamos aquí dos años para ver si conseguimos un sponsor, algo y la Real, que si Belca le deja, que si tal...Pum, la Diputación y millón y pico a cuenta del «Gipuzkoa euskaraz». Y nosotros pidiendo 200.000 euros», lamenta.

Alrededor del millón de euros se mueve el presupuesto del club tras el tijeretazo forzoso, que se ha cebado especialmente en el primer equipo. Se ha vuelto a hacer necesario el encaje de bolillos. Toca convencer a los jugadores, que «cada vez cuesta más, sobre todo si en dos años adquieres fama de mal pagador. Lo que pasa es que todos andamos parecido, fama de no pagar tienen muchos. Aunque a mí que otros estén pillados no me consuela». Después toca componer un equipo que, con menos nombres, ofrezca un rendimiento similar. «Yo creo que lo hemos conseguido. A lo largo de la temporada hay muchos factores que te pueden condicionar, pero yo creo que, con otras características, tenemos tan buen equipo como el del año pasado. Nuestro objetivo es mantener la categoría y creo que tenemos equipo como para conseguirlo». La ilusión, pese a todo, también sobrevive.

«El primer equipo se lleva los titulares, pero yo prefiero las categorías inferiores»

Asegura Bolinaga que el balonmano «para mí ha sido como un cáncer, ha ido poco a poco, más a más». Sólo así, «enganchado, con mucha ilusión y con muchas ganas» se explican 32 años al frente del Arrate.

Y también con el trabajo que desarrolla el club en categorías inferiores, «lo que me gusta de verdad. Incluso cuando subimos por última vez a Asobal decíamos, se acabó la tranquilidad, con lo bien que hemos llevado estos últimos años en la B. Lo que pasa es que el que te da y te quita, el que te da subvenciones, sponsors..., el que engancha a los chavales, el que se lleva los titulares, es el primer equipo, pero a mí siempre me ha encantado el trabajo con los chavales».

Que son unos cuantos. «En lo deportivo han sido años muy buenos y estamos teniendo más chavales que nunca. Este año sacamos dos equipos más, un cadete y un juvenil». Ya son trece. Cantera para un club que ahora necesita aspirantes a presidente. A.U.L.

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