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El calentamiento global amenaza la seguridad alimentaria en Asia

Las condiciones de vida de miles de tibetanos en la meseta más alta de China están en peligro debido al calentamiento global y el impacto medioambiental que está afectando a los tres principales ríos del continente asiático, según advierten los expertos.

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Robert SAIGET | France Presse

El derretimiento de los glaciares y el deshielo de las montañas que rodean el frágil entorno que forman la meseta de Qinghai y de Tíbet provoca la desertización de los pastizales y de las zonas húmedas, amenazando también a las cuencas del río Yangtsé, del Río Amarillo y del Mekong.

«El derretimiento de los glaciares es un fenómeno bastante serio», dijo a AFP Yuanhong Xin, un científico que lidera un grupo de control ambiental de la región donde nace el río Yangtsé.

«En las condiciones actuales, hasta el 30% de los glaciares podrían desaparecer en diez años», añade el científico.

El agua de esta región produce casi la mitad del agua que nutre el Río Amarillo, el 25% del Yangtsé y el 15% del Mekong.

Unos 580 millones de personas viven en las cuencas de estos tres ríos, y toda esta gente habita regiones que tradicionalmente han sido grandes productoras de cereales, pero se vieron afectadas por las fuertes sequías y el descenso de los niveles del agua registrado en los últimos meses.

En 2005, el Gobierno chino destinó 7.500 millones de yuans (más de 900 millones de euros) para tratar de poner freno a la desertización de las citadas zonas, en lo que fue calificado como el mayor proyecto puesto marcha en el país en materia de protección ecológica.

«Cuando el hielo se va derritiendo, la tierra acaba perdiendo su capacidad para absorber el agua», indica Xin.

Deterioro de los suelos

«Si fluye más agua, aumenta la erosión, mientras que, al mismo tiempo, las condiciones de sequía favorecen una mayor población de roedores, lo que deriva en un mayor deterioro de los suelos», subraya.

En el marco del citado proyecto gubernamental, unos 20.000 pastores tibetanos han sido desplazados desde los prados hacia las aldeas, según datos de la agencia Xinhua.

En consecuencia, el pastoreo se ha visto gravemente deteriorado y, cada vez, una mayor cantidad de cabezas de ganado se crían en cautiverio.

Para muchos pastores tibetanos, supone el final de un estilo de vida tradicionalmente nómada.

En la prefectura de Yushu, que cubre la mayor parte de la superficie de esta región, la mitad de sus 270.000 habitantes dependen del ganado para poder subsistir.

Pero la desertificación no es el único problema, ya que esta situación se ve agravada por el agotamiento de los lagos y las zonas húmedas.

«Desde 1976 hasta 2008, las marismas y los pantanos han disminuido en más del 32% en los manantiales de estos tres ríos», recalca Wang Genxu, del Instituto de Medio Ambiente de Qinghai.

En una cumbre regional que tuvo lugar el pasado mes de abril, el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, afirmó que el Mekong está «amenazado por graves problemas originados tanto por el uso indebido del agua como del cambio climático», afirmando que el río «no sobrevivirá» a una mala gestión de sus recursos.

Por su parte, en la misma cumbre, el Ejecutivo de Beijing negó que sus presas tengan impacto alguno en la sequía que afecta al Mekong, y se calificó a sí mismo como una «víctima más» de la situación actual.

En una reciente visita a la capital china, el famoso ecologista estadounidense Lester Brown, advirtió sobre los riesgos de la crisis alimentaria en Asia, y más particularmente en China, el país más poblado de este continente, con 1.300 millones de habitantes.

A este experto no le tembló el pulso a la hora de valorar la magnitud del peligro que se deriva del calentamiento global: «el derretimiento de los glaciares de las montañas del Himalaya y la meseta tibetana es la mayor amenaza para la seguridad alimentaria que jamás hayamos enfrentado».

 
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