CRíTICA cine
«Todo lo que tú quieras»
Mikel INSAUSTI
Son tan herOicos los padres de hoy en día como nos los presentan en el cine? Si realmente lo son, que no lo voy a poner en duda, habrá que elevar a una categoría sobrehumana a cuantos les tocó educar los hijos en la posguerra, y no digamos ya a las viudas de entonces. Ellas tuvieron que sacar adelante a verdaderas proles sin recursos económicos, mientras que el cariacontecido protagonista de “Todo lo que tú quieras” parece el prometeico héroe de una tragedia griega, y todo por tener que hacerse cargo de su hijita de cuatro años cuando enviuda. Dejando a un lado lo puramente material, con respecto al palo afectivo que supone la situación, no es menos cierto que es la común a tantos y tantos separados que pelean por la custodia familiar. El hombre ha solido delegar la responsabilidad de la educación en la mujer, así que desde que existe el divorcio le toca ponerse las pilas, y eso es algo que forma parte de la cotidianidad diaria, por mucho que Achero Mañas quiera fabular en torno a ello y disfrazarlo de extraordinario.
“Todo lo que tú quieras” funciona únicamente como metáfora del amor paternofilial, al expresar de forma singular lo que un padre es capaz de llegar a hacer por contentar a su niña. Es una fábula social al estilo de las que manejaba Marco Ferreri, y que alcanza su mayor impacto en las escenas en las que el protagonista va travestido a recoger a la pequeña al colegio, sin que los otros padres y profesores entiendan su empeño en suplantar a la madre muerta. Una idea tan poderosamente visual, tan llamativa, se viene abajo por culpa de las inseguridades de Achero Mañas en la realización, quien da la impresión de ser un debutante o alguien que nunca rodó una exitosa ópera prima. En el capítulo interpretativo, la menor Lucía Fernández se merienda a los adultos, con un Juan Diego Botto que roza constantemente el ridículo. El director le lleva por el camino transitado de “Noviembre”, con abuso del maquillaje teatral, el transformismo y el espectáculo de cabaret.