El PSE ha ofrecido al PNV un acuerdo general para sacar adelante las cuentas de las tres diputaciones de la CAV a cambio del apoyo jeltzale a los Presupuestos Generales del Estado.

Fue el dirigente del PSE Julio Astudillo el que hizo público este ofrecimiento en una rueda de prensa celebrada en Donostia y en la que alertó de que pese a apostar por la responsabilidad, esta responsabilidad va a ser, a su vez, «una exigencia hacia el PNV».

Desde esta perspectiva, Astudillo confía en que el proceso negociador entre el Gobierno español, el PSOE y el PNV para aprobar los Presupuestos del Estado «llegue a buen fin». Aunque apuntó que el apoyo jeltzale en Madrid no es «una condición sine qua non», sí advirtió que en caso contrario «la cosa cambiaría sustancialmente».

Amenazó, en este sentido, con dar «un giro de 180 grados a sus exigencias»; lo que provocaría, según detalló, elevar a «cotas muy altas» su apoyo a las cuentas en las instituciones gobernadas por el PNV.

El portavoz del PNV en el Congreso español, Josu Erkoreka, no ve equiparables la necesidad de aprobar el presupuesto que tiene el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con la de las tres diputaciones forales, porque éstas están «al final de su mandato» y pueden llegar a las elecciones de mayo de 2011 sin aprobar las cuentas. Respecto al traspaso de las políticas de empleo, condición fijada por el PNV para salvar la cuentas de Zapatero, Erkoreka valoró ayer que su partido «tiene los pies en el suelo» e indicó que en la negociación presupuestaria con el Gobierno del PSOE no ha pedido «romper la caja única» de la Seguridad Social.

El PP pone límites

El PP también entró ayer a valorar estas negociaciones y mediante su portavoz en la CAV, Leopoldo Barreda, consideró que la negociación de las transferencias debe ser independiente de la de los Presupuestos Generales del Estado y que los interlocutores de un proceso negociador sobre las competencias pendientes deben ser el Gobierno de Lakua y el Ejecutivo español. En este contexto pidió al lehendakari, Patxi López, que «se plante y sea exigente», porque opina que no puede guardar silencio en una situación «en la que se saca de la mesa al interlocutor natural en materia de transferencias».