CRíTICA zinemaldia
«I Saw the Devil», Los vengadores
Mikel INSAUSTI I
En vista de que “Saw VI” fue marcada con la clasificación X en el Estado por su violencia sádica, es muy posible que la última película de Kim Jee-woon tenga problemas para estrenarse, y no me cabe duda de que será prohibida en muchos países. No lo digo por decir, ya que en Corea ha sido restringida para mayores de 18 años. Zinemaldia se ha hecho con la primicia de un thriller sangriento que está levantando gran expectación en todo el mundo y que ya es pieza de culto entre los enfermos que disfrutan con el cine oriental más salvaje. Se podría pensar que el impacto de títulos como “Ichi the Killer”, de Takashi Miike, ya es agua pasada junto con, por ejemplo, las películas japonesas de fantasmas, pero compruebo sorprendido que los coreanos están dispuestos a dar todavía más carnaza a los mirones de la tortura física que nunca tienen suficiente. Otro reclamo es la presencia como psicópata asesino de Choi Min-sik, un icono viviente del género desde que protagonizara hace siete años para Park Chan-wook “Olb Boy”, aunque aquella era una película mucho más original.
Para hablar de “I Saw the Devil” hay que entrar en el juego de la desmesura que propone Jee-woon, quien va mucho más lejos a la hora de forzar los límites genéricos de lo que lo hizo en la terrorífica “Dos hermanas”, en la de yakuzas “A Bittersweet Life” o en el soja-western “The Good, the Bad and the Weird”. Se pasa de rosca en su afán por resultar excesivo de principio a fin durante dos horas y media, en un autoimpuesto tour de force para que cada escena supere en atrocidad a la anterior, dentro de un repertorio de los horrores que incluye amputaciones, desmembramientos, violaciones a menores, canibalismo y demás. El móvil para tanta bestialidad es una historia de venganza sin sentido, ante la imposibilidad de devolver sufrimiento a quien disfruta con el dolor.
En vista de que “Saw VI” fue marcada con la clasificación X en el Estado por su violencia sádica, es muy posible que la última película de Kim Jee-woon tenga problemas para estrenarse, y no me cabe duda de que será prohibida en muchos países. No lo digo por decir, ya que en Corea ha sido restringida para mayores de 18 años. Zinemaldia se ha hecho con la primicia de un thriller sangriento que está levantando gran expectación en todo el mundo y que ya es pieza de culto entre los enfermos que disfrutan con el cine oriental más salvaje. Se podría pensar que el impacto de títulos como “Ichi the Killer”, de Takashi Miike, ya es agua pasada junto con, por ejemplo, las películas japonesas de fantasmas, pero compruebo sorprendido que los coreanos están dispuestos a dar todavía más carnaza a los mirones de la tortura física que nunca tienen suficiente. Otro reclamo es la presencia como psicópata asesino de Choi Min-sik, un icono viviente del género desde que protagonizara hace siete años para Park Chan-wook “Olb Boy”, aunque aquella era una película mucho más original.
Para hablar de “I Saw the Devil” hay que entrar en el juego de la desmesura que propone Jee-woon, quien va mucho más lejos a la hora de forzar los límites genéricos de lo que lo hizo en la terrorífica “Dos hermanas”, en la de yakuzas “A Bittersweet Life” o en el soja-western “The Good, the Bad and the Weird”. Se pasa de rosca en su afán por resultar excesivo de principio a fin durante dos horas y media, en un autoimpuesto tour de force para que cada escena supere en atrocidad a la anterior, dentro de un repertorio de los horrores que incluye amputaciones, desmembramientos, violaciones a menores, canibalismo y demás. El móvil para tanta bestialidad es una historia de venganza sin sentido, ante la imposibilidad de devolver sufrimiento a quien disfruta con el dolor.